Las discusiones sobre los comicios presidenciales y parlamentarios han sido uno de los desafíos clave que retrasaron las elecciones nacionales, programadas para diciembre de 2021. El fracaso del plan electoral asestó un duro golpe a los esfuerzos de la comunidad internacional para poner fin a más de 10 años de caos en ese territorio norafricano.
Libia está en un punto muerto político, con dos gobiernos que se proclaman como legítimos. En marzo pasado, el Parlamento del este de Libia anunció el nombramiento del Fathi Bashagha como primer ministro, en sustitución de Abdul Hamid Dbeibah, líder de GNU con sede en la capital, Trípoli. Bashagha continúa dirigiendo el gobierno fuera de Trípoli, incapaz de regresar a esa ciudad hasta que el gobierno anterior renuncie. Mientras, en la capital, Dbeibah no aceptó el nombramiento de Bashagha y prometió entregar el poder solo después de la celebración de elecciones en todo el país.
La escena política se dividió aún más después de aprobar el Parlamento un borrador del presupuesto para el Gabinete entrante establecido por ese órgano legislativo en marzo pasado, aunque el Gobierno saliente no aceptó abandonar el poder. El fondo aprobado por el Parlamento del este asciende a 89 millones mil dinares (18 millones 600 mil dólares), para financiar al Gobierno de Bashagha.
Los conflictos por el control del poder ejecutivo y los ingresos estatales y por una solución política para poner fin al caos político continúan amenazando conhundir a Libia en la división y la guerra civil. Las diferencias sectarias alimentaron la violencia, perjudicando los esfuerzos por establecer la paz. Los combates continuaron entre milicias rivales en Trípoli. La Misión de las Naciones Unidas en Libia advirtió que los enfrentamientos ponen en peligro a los civiles e instó al pueblo libio a mantener los esfuerzos para proteger la frágil estabilidad del país.
Ante las presiones de la comunidad internacional sobre la necesidad de superar las discrepancias para llegar a un acuerdo político, los miembros del Parlamento de Libia y el Alto Consejo de Estado de ese país iniciaron un proceso de negociación en Egipto, con la ONU como intermediario. Esas conversaciones tienen como objetivo establecer un marco constitucional necesario para que Libia celebre las elecciones nacionales lo antes posible. Las partes llegaron a un acuerdo preliminar sobre 137 artículos del proyecto de Constitución.
En la última ronda de negociaciones, alcanzaron varios acuerdos. Según la asesora especial del secretario general de la ONU para Libia, Stephanie Williams, las conversaciones de El Cairo han progresado significativamente. Esta es la ronda final de negociaciones para que el Comité Conjunto de HCS y HoR proponga un marco constitucional para las elecciones nacionales que satisfaga las aspiraciones de unos tres millones de votantes libios.
El presidente del Consejo Presidencial de Libia, Mohammed Menfi, pidió a ambas partes que trabajen juntos en beneficio del país. Al considerar las elecciones como una prioridad, GNU declaró que no permitiría otra guerra en Libia. El primer ministro Dbeibah dijo que su gobierno también está esperando que las partes cumplan con sus funciones en la reunión de El Cairo, para preparar las elecciones. Según Dbeibah, la tarea del GNU de organizar las elecciones comenzará tan pronto como se complete la base constitucional.
Aunque las facciones alcanzaron un consenso considerable en esta labor, la posibilidad de realizar elecciones en Libia sigue siendo un gran desafío. Después de más de 11 años de crisis en Libia, la celebración de los comicios libres y justos es la clave para sacar al país del estancamiento y establecer una estabilidad a largo plazo.