El sol y calor intenso constituyen la principal razón de los incendios en muchos países, lo que obliga a las autoridades europeas a movilizar grandes recursos para prevenirlos. La Unión Europea (UE) afirma que no renunciará a su ambición en los objetivos climáticos.
El grito de auxilio del bosque
La UE ha movilizado casi la mitad de los aviones de extinción disponibles para ayudar a Grecia a controlar el incendio forestal en Evros.
Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus de la UE, en los últimos 11 días el incendio ha arrasado al menos 808,7 kilómetros cuadrados de bosque, una superficie mayor que la ciudad de Nueva York (Estados Unidos).
Las autoridades de la UE han calculado que se trata del mayor incendio de la historia de los países del bloque.
Desde que comenzó el 19 de agosto, el incendio forestal se ha extendido rápidamente por toda la región de Evros, impulsado por fuertes vientos.
El fuego destruyó una parte del bosque de Dadia, una de las mayores reservas de aves rapaces de Europa. Al menos 20 personas murieron, presumiblemente inmigrantes porque esta zona es el primer destino de turcos que cruzan ilegalmente hacia otros países europeos.
Mientras, otro gran siniestro está destruyendo el bosque en el Monte Parnitha, cerca de Atenas, Grecia.
En lo que va del año, cientos de incendios en Grecia han asolado más de 120 mil hectáreas de tierra y han obligado a muchas personas a abandonar sus hogares. En julio pasado, unos 20 mil turistas extranjeros tuvieron que ser evacuados de la isla de Rodas debido a feroces incendios forestales que destruyeron muchos hoteles y complejos turísticos.
Esta vez, las autoridades griegas emitieron una nueva orden de evacuación para las personas que viven en los pueblos de Lefkimmi (Evros) y Kassitera (Ródope).
Las condiciones climáticas extremas también se conjugaron en las islas Canarias (España) para provocar un gran incendio forestal en la isla de Tenerife. Desde principios de 2023, más de 75 mil hectáreas de bosques han quedado destruidas en este país europeo, azotado por el calor extremo. En las regiones del sur y el noreste, las temperaturas han superado los 40 grados centígrados en algunos lugares.
Consecuencias graves
Las condiciones climáticas extremas están entre las principales razones de los incendios forestales de mayor escala y gravedad. Muchos países europeos están afrontando un duro verano.
Mientras, en Francia, el calor impera en la mayor parte de su territorio. El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta roja en cuatro regiones sureñas, entre ellas Ródano, Drome, Ardèche y Alto Loira. Muchas regiones administrativas francesas emitieron alertas adicionales a medida que se intensificaba la ola de calor.
Italia también está viviendo un verano difícil, ya que una ola de calor azota sus regiones centrales y septentrionales, con temperaturas récord incluso en las montañas.
En los primeros siete meses de 2023, considerado el tercer año más caluroso en Italia desde 1800, se han registrado fenómenos meteorológicos severos como inundaciones, sequías e incendios.
En julio, el calor provocó incendios forestales en las regiones sureñas de Italia, incluidas Sicilia y Cerdeña. Se estima que en 2022 el país europeo perdió unos seis mil millones de euros debido al calor y los incendios forestales.
En agosto pasado, los incendios forestales destruyeron unas 60 mil hectáreas en Italia, más que en todo 2022.
La sequía grave afecta la producción agrícola. Las cosechas de cerezas y albaricoques en Italia han disminuido aproximadamente un 60 por ciento y un 20 por ciento respectivamente. Debido al calor, el rendimiento de miel y uva también se redujo 70 por ciento y 14 por ciento, respectivamente. Otros productos agrícolas también se ven afectados por los fenómenos meteorológicos extremos.
No perder de vista los objetivos
Los científicos comentaron que la crisis climática favoreciendo que los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor, las sequías, los huracanes y las inundaciones sean más frecuentes e intensos, convirtiéndose en una preocupante “nueva normalidad” en el Mediterráneo.
Advirtieron de que las olas de calor serán cada vez más frecuentes, más grandes y más intensas, lo que exigirá que los países sean más adaptables y se replanteen las medidas de prevención de catástrofes naturales.
El calor intenso y los fenómenos meteorológicos extremos afectan gravemente a la vida humana, lo que obliga a la UE a reforzar su determinación de prevenir el cambio climático.
El vicepresidente de la Comisión Europea, Marcos Sefcovic, afirmó que la UE no rebajará sus aspiraciones en la lucha contra el cambio climático. Opinó que un verano con incendios récords, olas de calor e inundaciones son señales preocupantes de lo que sucederá si los países no hacen frente al cambio climático.
Informó que la UE tiene las más ambiciosas políticas del mundo para combatir el cambio climático. Bruselas instó a los gobierno de los países miembros a utilizar fondos del bloque para apoyar a las comunidades vulnerables en la transición a la energía limpia, reduciendo los costes energéticos y la contaminación atmosférica.
Además, la UE ha reunido un “fondo de transición justa” por valor de 17,5 mil millones de euros para apoyar a las comunidades afectadas por el abandono de los combustibles fósiles. Al mismo tiempo, estudia nombrar un nuevo miembro para gestionar las políticas sobre el cambio climático y participe en las negociaciones al respecto en las Naciones Unidas en noviembre próximo.
Según la organización Ember Climate, en la primera mitad del año, la producción de energía de combustibles fósiles de la UE ha caído a un mínimo histórico y las fuentes de energía verdes están llenando el vacío. En el primer semestre, la producción de energía solar de la UE aumentó 13 por ciento en comparación con el mismo período de 2022, mientras la energía eólica aumentó 4,8 por ciento.
Pero el crecimiento de las energías limpias no basta para colmar las lagunas dejadas por el declive de los combustibles fósiles. Los científicos han advertido de que la disminución del uso de combustibles fósiles aún no ha alcanzado un nivel sostenible y deseable.
Con una creciente demanda en el futuro, la transición a las fuentes limpias debe acelerarse si Europa quiere cumplir sus ambiciosos compromisos en materia de cambio climático.