Lidiar con duro arancel de Estados Unidos: una peliaguda tarea para la India

El arancel del 50 por ciento impuesto por Estados Unidos a algunas importaciones de la India, vigente desde el 27 de agosto, ha provocado turbulencias significativas en las relaciones bilaterales. Aunque rechaza doblegarse ante la nueva tarifa, la India reconoce la necesidad de una solución diplomática que beneficie a ambos países y a las partes implicadas.

El presidente de EE. UU., Donald Trump, quien intentaba poner fin al conflicto en Ucrania, declaró en julio de 2025 un arancel de 25 por ciento para bienes de origen indio, alegando que este país persistía en la compra de petróleo ruso. Unas semanas después, Nueva Delhi se enfrentó a otro suceso inesperado: Washington cumplió su amenaza de elevar la tarifa al 50 por ciento si el país sudasiático continuaba haciendo negocios con Rusia. Se trata de uno de los aranceles más altos que la potencia norteamericana ha aplicado nunca a sus socios comerciales.

El gravamen extraordinario es considerado un duro golpe en las relaciones comerciales entre la India y EE. UU. Expertos manifiestan especial interés en su impacto en las exportaciones indias al mercado estadounidense, estimadas en 80 mil millones de dólares anuales, equivalentes a un 17 por ciento de los envíos al exterior de la nación asiática.

El altísimo arancel también ejerce una palmaria presión sobre la estrategia comercial de Nueva Delhi, pues se prevé que ralentizará aún más la tasa de crecimiento del producto interior bruto del país. Algunos incluso señalan la posibilidad de que el papel de India en la cadena de valor global se debilite.

Los nexos binacionales han experimentado un deterioro después de que el presidente Trump criticara la compra continua de petróleo ruso por parte del país surasiático, tachándolo de “financiar indirectamente” el conflicto en Ucrania. Mientras tanto, la India asseguró que su política ayudaba a estabilizar el mercado energético y concordaba con los intereses de su población, así como enfatizó que proseguiría importando crudo de Rusia si le beneficia.

A medida que se entrelazan numerosos factores relacionados con los intereses económicos y la seguridad nacional, la India sigue siendo fiel a su determinación de mantener su autonomía estratégica y equilibrar sus relaciones con las potencias mundiales. En este contexto, la relación con Rusia se presenta como un factor de gran influencia en las relaciones de la India con otros socios importantes. Por su parte, Moscú aboga por estrechar lazos con Nueva Delhi.

Partidaria de la India frente a la decisión de EE. UU., China dio luz verde a la reapertura de las rutas comerciales fronterizas con el país surasiático, obstruidas desde hace tiempo, lo que indica un “deshielo cauteloso” en sus relaciones.

El papel y la posición de la India en la actual cadena de suministro global han traído apreciables palancas en los cálculos estratégicos de Nueva Delhi en un intento de adaptarse a los “vientos en contra” de la coyuntura geopolítica internacional.

De hecho, sus relaciones con EE. UU. se mantienen ancladas por numerosos intereses comunes. Washington tiene claro que excesiva presión contra el socio surasiático también podría acercarlo a los países contrarios a Estados Unidos, planteando el riesgo de debilitar su estrategia en el Indo-Pacífico. Mientras, para la India, una gestión ineficaz de la política de equilibrio de relaciones con las potencias podría conducir al aislamiento o a pérdidas económicas.

De cara al impacto arancelario del exterior, la India se ha arremangado para mejorar su competitividad. Ha implementado diversas reformas en aras de promover el consumo doméstico y proteger la economía. A la hora de reducir su dependencia del mercado estadounidense, busca diversificar sus mercados de exportación, incluidos Europa, América Latina, África, el Sudeste Asiático e incluso Australia.

El Ministerio de Comercio de la India rechazó doblegarse ante la nueva tasa arancelaria y tiene en plan conquistar nuevos mercados. No obstante, expertos dudan que, pese a tal actitud intransigente, es indiscutible el valor de las relaciones bilaterales. La demanda de la India sobre el mercado estadounidense y los beneficios que Washington obtendrá de esos nexos servirán como catalizador de las negociaciones.

La solución de las tensiones comerciales depende de la capacidad de ambos países de equilibrarse entre las necesidades económicas y las prioridades geopolíticas. Tanto la India como EE. UU. puede encontrar una voz común, pero seguramente con adversidades, especialmente cuando se ven involucradas numerosas partes.

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