En un mensaje en la víspera de la magna cita, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, advirtió que la Tierra se dirige hacia un “caos climático” irreversible. Los fenómenos meteorológicos extremos y la subida del nivel del mar afectan gravemente la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible y amenazan la supervivencia de países y comunidades residenciales.
Según un estudio recién publicado en la revista The Lancet, las muertes relacionadas con el calor en todo el mundo aumentaron un 68 por ciento en los 20 años desde 2000. El clima extremo también ocasionó daños estimados en 253 mil millones de dólares en 2021.
No obstante, con las actuales políticas climáticas, las emisiones de gases de efecto invernadero aún se encuentran a un nivel récord. Un reciente informe de las Naciones Unidas apuntó que sin reducir de modo drástico esas emanaciones, para 2100, el planeta se calentaría un promedio de 2,1 a 2,9 grados centígrados comparando con el período preindustrial.
La cifra pronosticada es mucho más alta que la fijada de 1,5 grados centígrados en el Acuerdo de París sobre el cambio climático en 2015. Alertaron científicos que con cada subida de la temperatura mundial, decenas de millones de personas sufrirán olas de calor prolongadas, inundaciones severas y escasez de agua y alimentos, mientras millones de animales y plantas silvestres podrían extinguirse.
Sequedad en el lago Chilwa, en el Distrito de Zomba, en el sur de Malaui, el 19 de octubre de 2018. (Fotografía: AFP/VNA) |
De cara a desafíos sin precedentes sobre el cambio climático, el secretario general de las Naciones Unidas instó a los países a actuar con urgencia, considerando la COP27 como una oportunidad para ayudar juntos a la Tierra a vencer en esta “batalla de vida o muerte”.
Una de las metas principales de la Conferencia consiste en movilizar recursos financieros para el enfrentamiento de los países vulnerables a las alteraciones del clima. Al confirmar la innegable responsabilidad financiera de los países en desarrollo al respecto, Guterres enfatizó que las naciones ricas deben ofrecer una hoja de ruta confiable, con hitos claramente planteados y, mejor, aplicar subvenciones en lugar de préstamos.
La financiación de la lucha contra el calentamiento global ha sido puesta sobre la mesa varias veces en las conferencias temáticas de la mayor organización mundial. En la COP15, los países ricos se comprometieron a proveer 100 mil millones de dólares al año a los menos adinerados en su adaptación al cambio climático y transición a una economía baja en carbono.
Aun así, esa promesa no se ha hecho en realidad, mientras los daños a raíz de los fenómenos meteorológicos extremos van agudizándose. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la asistencia monetaria que en dicha materia reciben los países en vías de desarrollo es inferior entre 5 y 10 veces a su debido nivel.
De hecho, aunque responsable de solo un tres por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, África sufre enormes pérdidas por carecer de recursos para combatir fenómenos meteorológicos extremos. El Banco Africano de Desarrollo informó que el continente está perdiendo entre un cinco y un 15 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) bajo el impacto del cambio climático.
El presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass, hizo hincapié en que la lucha climática requiere abundantes recursos financieros de la comunidad internacional.
Invertir un promedio anual del 1,4 por ciento del PIB de los países en desarrollo en la adaptación y la mitigación del impacto del cambio climático permitiría reducir las emisiones en un 70 por ciento para 2050.
Sin embargo, en el caso de los países de bajos ingresos, esa inversión debe ser más del cinco por ciento del PIB. Por lo tanto, la contribución de los países ricos es clave para acelerar la lucha común de la humanidad hasta la línea de meta.
La COP27 tiene lugar en un contexto en que el mundo experimenta desafíos complicados, cuando el conflicto en Ucrania y la crisis energética sacuden la economía mundial. El ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, enfatizó que esos desafortunados sucesos podrían afectar la conclusión sobre los objetivos financieros en la conferencia, pero el mundo ya no tiene tiempo para aplazar las acciones climáticas.