El máximo dirigente del organismo internacional pidió a los países desarrollados apoyar a los que están en desarrollo para mejorar la resiliencia y la capacidad de adaptación al cambio climático. La responsabilidad de estos Estados es clara.
No se trata de generosidad. Es una cuestión de justicia
Guterres hizo esas declaraciones en una conferencia de prensa en la ciudad portuaria de Karachi, en el sur de Pakistán, durante su visita a las zonas de este país afectadas por las inundaciones.
Afirmó que los impactos de las emisiones se están disparando y que las personas que viven en condiciones de una vulnerabilidad climática, incluido el Asia Meridional, tienen 15 veces más probabilidades de perder la vida por el impacto climático.
Un número alarmante es que casi la mitad de la humanidad está encuadrada ahora mismo en esta categoría y la mayoría vive en países en desarrollo, añadió.
La pandemia de Covid-19 y el cambio climático han agravado drásticamente la pobreza en el mundo. En un contexto en que los fenómenos meteorológicos extremos causan graves daños a numerosos países, especialmente a los pobres, Guterres llamó a la comunidad internacional a establecer un nuevo mecanismo para para aliviar la deuda de las naciones afectadas por el cambio climático.
Además, abogó por un mecanismo de canje de deuda que permita a un país utilizar ese dinero para reforzar la resiliencia climática, desarrollar la infraestructura sostenible e invertir en el proceso de transición verde de sus economías.
La 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP27) está programada para noviembre en Egipto, en África, el continente muy afectado por el cambio climático.
Los líderes africanos señalaron que el continente no es el principal generador del cambio climático, pues sus emisiones de gases de efecto invernadero solo son del cuatro por ciento.
Sin embargo, África es actualmente uno de los territorios que más sufren los
daños ocasionados por el cambio climático. Se estima que hacia 2030 los países africanos perderán 50 mil millones de dólares cada año por los efectos climáticos.
Se espera que en la COP27 los dirigentes africanos adviertan sobre uno de los mayores desafíos que enfrenta el planeta, así como para movilizar más apoyo internacional para la restauración ecológica del Continente Negro.
La COP27 también considerará la movilización de fondos para ayudar a los países más vulnerables a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los líderes africanos están instando a los países desarrollados a cumplir su compromiso de duplicar la financiación para la transición verde, especialmente para África.
En el 2030 África necesitará dos billones de dólares para abordar la transición energética, por lo que el continente pidió una reducción de los costos de préstamos para proyectos verdes y enfatizó el papel decisivo de las instituciones financieras internacionales y los bancos multilaterales de desarrollo.
Muchos países pobres también pidieron a los ricos aumentar la inversión en proyectos de adaptación al cambio climático y compensar los daños provocados por este fenómeno.
Además de esforzarse por lograr sus objetivos de neutralidad de carbono, ayudar a los países pobres a responder y adaptarse al cambio climático es una de las tareas y responsabilidades importantes que no pueden evadir los ricos.