Tras dos semanas de intensas negociaciones, en la COP27 fue aprobado un fondo para compensar las pérdidas y daños que sufren las naciones vulnerables debido a los desastres climáticos.
Esta iniciativa responde a las exigencias de los países en desarrollo, que reclaman ser compensados por los países ricos que más contaminan por los daños causados por los fenómenos meteorológicos extremos.
El fondo destinará recursos para reparar casas y puentes arrasados por las inundaciones, y disminuir los riesgos de desaparición que encaran diversas culturas e islas debido al ascenso del nivel de mar. Se trata de un “avance histórico” que aportó al éxito de la conferencia.
En paralelo con el mencionado acuerdo, la COP27 será memorable por una serie de compromisos y acciones drásticas contra el cambio climático. Estados Unidos y la Unión Europea (UE) notificaron que los signatarios del Compromiso Global de Metano aumentaron a 150 países y territorios, 50 más que cuando fue lanzado en la COP26, celebrada el año pasado en Escocia.
El objetivo de esa alianza de reducir en 30 por ciento las emisiones de metano en la actual década es considerado un criterio importante de los esfuerzos mundiales por mantener el calentamiento de la Tierra por debajo de 1,5 grados centígrados, el nivel recomendado por científicos en aras de evitar peores impactos de las alteraciones climáticas.
El objetivo de reducir en 30 por ciento las emisiones de metano en la actual década es considerado un criterio importante de los esfuerzos mundiales por mantener el calentamiento de la Tierra por debajo de 1,5 grados centígrados, el nivel recomendado por científicos en aras de evitar peores impactos de las alteraciones climáticas.
Antes, la UE prometió dedicar más de mil millones de dólares a mejorar en África la resiliencia al creciente calentamiento global. Según el vicepresidente de la Comisión Europea Frans Timmermans, el bloque incorporará los programas en curso y los nuevos para hacer frente a un planeta “en ebullición”.
El plan de la UE incluye la recopilación de datos sobre riesgos climáticos, el fortalecimiento de los sistemas de alerta temprana, el financiamiento y los seguros contra riesgos de desastres, además de la captación de fondos del sector privado.
Otro compromiso notable fue plantado por el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva: acabar con la destrucción de la selva amazónica y volver a colocar al país sudamericano en el centro de los debates relativos al medioambiente y el cambio climático.
Al intervenir en la COP27, el mandatario brasileño informó que hubo períodos en que la deforestación en la Amazonía aumentó 73 por ciento en tres años. La situación debe terminar de inmediato y el Gobierno luchará sin cuartel contra los delitos ambientales, recalcó.
Mientras, el ministro de Cooperación Internacional de Egipto informó que su país ha movilizado ayuda por valor de 10 mil millones de dólares en negociaciones climáticas y deseaba compartir experiencias sobre este modelo financiero con otros en vías de desarrollo.
Cabe destacar además que el enviado especial de China para el cambio climático, Xie Zhenhua, expresó la esperanza de seguir trabajando con su homólogo estadounidense, John Kerry, luego de finalizarse la COP27.
Las dos son mayores economías y emisores de gases de efecto invernadero en el mundo, por lo que la cooperación entre estos “gigantes” es vital para el empeño internacional de neutralizar los efectos más negativos del cambio climático.
Los compromisos de la COP27 han generado un gran avance para la humanidad en la ardua y desafiante travesía contra el cambio climático. Son aún más significativos por asumirse en un año en que han ocurrido grandes desastres climáticos, como las inundaciones en Pakistán y la sequía en Somalia, que han “echado leña al fuego” y empeorado la carga de deudas y la inflación en varios países.
Expuestos los compromisos, ahora el mundo espera inmediatas acciones, en particular por parte de las naciones desarrolladas, a fin de proteger al planeta verde antes de que sea demasiado tarde.