Proteger la Amazonía, el pulmón verde de la Tierra

La Cumbre de los países de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) fue inaugurada ayer en la ciudad brasileña de Belém. La cita, convocada en medio de las múltiples amenazas que enfrenta la mayor selva tropical del planeta, busca por primera establecer una política común para revertir su degradación.
Incendio en una zona amazónica en 2019. (Imagen: REUTERS)
Incendio en una zona amazónica en 2019. (Imagen: REUTERS)

La Amazonía, considerada el pulmón verde de la Tierra, ha sido continuamente asolada por la tala de árboles, la minería desenfrenada y la quema de bosques para uso ganadero y agrícola. Muchos de los hábitats naturales de la región han sido arrasados, poniendo en peligro de extinción a ciertas especies amenazadas.

La devastación de la selva amazónica es mucho peor de lo que se pensaba, según un estudio publicado en la revista estadounidense Science. La deforestación en la Amazonía brasileña, que ocupa el 60 por ciento del mayor bosque tropical del mundo, se disparó en el período 2019-2022. Además, el aumento de los incendios provocados por las actividades humanas y otros eventos relacionados con la sequía son las causas principales de la desaparición de grandes extensiones del bosque.

La ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, señaló que para sostener la Amazonía se necesita mantener en pie el 80 por ciento de sus bosques y que la deforestación no supere el 20 por ciento, ritmo que casi ha alcanzado el 17 por ciento. La comunidad científica alertó que este tesoro natural podría convertirse en una sabana de pastizales tras alcanzar puntos críticos ecológicos en pocas décadas.

Los expertos evaluaron que la situación en la Amazonía plantea desafíos no solo a los países de la región, sino también a la lucha global contra el cambio climático. Con una superficie de casi siete millones de kilómetros cuadrados que abarca el territorio de ocho países, esta región selvática es el hogar ancestral de un millón de indígenas que se dividen en unos 400 pueblos y más de tres millones de especies de animales y plantas.

De acuerdo con un estudio de la revista Communications Earth & Environment, los árboles del Amazona absorben 29 mil millones de toneladas anuales de contaminantes gaseosos en la atmósfera y protegerlos permite ahorrar dos mil millones al año en costos sanitarios para el tratamiento de enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, con capacidad de absorber grandes cantidades de emisiones de dióxido de carbono y proporcionar alrededor del 20 por ciento del oxígeno de la Tierra, este pulmón planetario juega un papel crucial en la mitigación de los efectos del cambio climático.

El enviado de Estados Unidos para asuntos climáticos, John Kerry, se refirió a la selva amazónica como una prueba para la humanidad, y dijo que sin su protección es imposible limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius. Por su parte, Susana Muhamad aseguró que la pérdida irreversible de esta reserva natural traerá consecuencias impredecibles para la variación climática.

Ante el llamado urgente desde el Amazonas, la Cumbre de la OTCA es una oportunidad para que los países tomen medidas para revertir la degradación de la selva. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que la cita se centrará en la conservación de los bosques y la seguridad de las fronteras, y que los países miembros del grupo discutirán con el sector empresarial una política para reforestar 30 millones de hectáreas de tierras degradadas.

Una de las cuestiones más espinosas de la restauración de la selva amazónica es la financiación. El Instituto de Recursos Mundiales y la Comisión Global sobre Economía y Clima calcularon que Brasil necesita gastar 533 mil millones de dólares de aquí a 2050 para proteger y convertir la Amazonía en un motor de crecimiento económico sostenible.

El Gobierno de Colombia también considera la Cumbre de la OTCA una oportunidad para impulsar el multilateralismo en la solución de las cuestiones relacionadas con la Amazonía, pues la existencia de esta zona forestal afecta en gran medida la agenda climática global.

De hecho, varias potencias mundiales han manifestado su interés por proteger la selva amazónica. Desde que llegó a la presidencia a principios de 2023, Lula da Silva ha revivido el Fondo de Protección de la Selva Amazónica y continúa movilizando esfuerzos de los líderes mundiales para salvar este recurso natural. La iniciativa ha recibido un apoyo considerable del Reino Unido, Francia y Alemania.

Gracias a esos esfuerzos, en los primeros siete meses de 2023, el área de selva amazónica talada en el territorio brasileño ha disminuido en aproximadamente un 43 por ciento respecto al mismo período de 2022. Sin embargo, según los expertos, el camino para rescatar los bosques amazónicos aún es largo y espinoso, y requiere la cooperación no solo de los países de la región, sino también de la comunidad internacional.