La exhortación fue lanzada en un contexto en que la denominada locomotora de la economía europea enfrenta retos inéditos y cuando se requiere la fuerza de la unidad alemana para vencer los duros tiempos actuales.
La inflación récord y la crisis energética relacionada con el conflicto en Ucrania vienen dando un fuerte golpe a la vida de los alemanes. Steinmeier mencionó los factores que conllevaron a “la crisis más profunda desde la unificación”, e incluso alertó que “se avecinan años duros para Alemania”.
“Una cosa está clara: tendremos que aceptar algunas restricciones financieras en los próximos años. La mayoría de la gente ha estado sintiendo esto durante mucho tiempo”, comentó el jefe de Estado.
“Esta crisis exige que aprendamos a ser austeros nuevamente”, recalcó, si bien aseguró la ayuda del Estado a los más necesitados frente a la creciente tasa de pobreza.
A pesar ser la mayor economía de la Eurozona y figurar entre los principales países exportadores de Europa, Alemania está cada vez más inquieta ante el riesgo de caer en recesión.
El Instituto de Investigación Económica (IFO), con sede en Múnich, pronosticó recientemente que el crecimiento de la economía alemana se ralentizará un 0,6% en el cuarto trimestre del año.
El Banco Federal Alemán compartió dicha opinión evaluando que la economía nacional se encuentra al borde de la recesión.
La tasa inflacionaria en ese mercado se disparó hasta un 10,4 por ciento en octubre último, frente al récord de 10 por ciento reportado el mes anterior. El alza se debe principalmente a la escalada de los precios de la energía y los alimentos. A saber, el índice de precios al consumidor en septiembre se incrementó un 10 por ciento interanualmente.
Antes, expertos estimaron la inflación de octubre en un 10 por ciento. No obstante, datos preliminares de la Oficina Federal de Estadística del país mostraron que el nivel registrado supera la cifra septembrina, la más alta en los últimos 70 años.
La alcista inflación ha mermado el poder adquisitivo de los consumidores, originalmente calificado como un pilar importante de la economía nacional.
Aproximadamente dos tercios del empresariado activo en las ramas industriales se quejan de la carencia de materias primas y productos intermedios, que impide la operación a plena capacidad de sus fábricas.
En el sector de la construcción, el aumento de las tasas de interés y elevados costos de materiales obligan a cancelar numerosos proyectos.
Las empresas exportadoras continúan siendo afectadas por el debilitamiento de la economía global.
La comunidad empresarial alemana se muestra pesimista sobre las perspectivas del próximo año considerando el impacto del encarecimiento de la energía sobre el Viejo Continente. Viene reduciendo la escala de producción en el territorio nacional, o trasladando sus establecimientos de manufactura adonde se requieran menos procedimientos administrativos, gastos energéticos y presión tributaria.
Aunque el Gobierno federal acabó de dar el visto bueno a un paquete de ayuda al respecto por valor de 200 mil millones de euros, queda pendiente un detallado plan de freno a los costos de la energía. Entretanto, los minoristas de alimentos proyectan aumentar los precios de casi todos los rubros.
Frente al asedio de las dificultades, especialistas coincidieron en la posibilidad de una recesión en invierno, pues la continua escalada de los precios erosiona el poder de compra. En su predicción más reciente, Berlín anunció que la economía nacional podría repuntar un 1,4 por ciento este año antes de encogerse un 0,4 en el siguiente.
La alta y prolongada inflación, junto con la incertidumbre acerca de los suministros y precios de la energía, ha sacudido a la locomotora económica de Europa. Alemania se esfuerza por aprovechar toda su fuerza para lidiar con los actuales retos. Este fue también el mensaje que transmitió su presidente al afirmar: “La cohesión no sobreviene por sí, sino con acción. Resulta del ser humano, de su comprensión, responsabilidad y misericordia”.