Antes de tales buenas noticias, la mayor economía del mundo había vivido días preocupantes debido a la elevada inflación, un sistema financiero frágil con varios bancos en quiebra y el riesgo de un impago soberano, entre otras cuestiones. Según una encuesta reciente del Instituto de Gestión de Suministros (ISM), la actividad manufacturera estadounidense se desplomó en marzo a su nivel más bajo en casi tres años por la caída de los pedidos.
El PMI manufacturero del ISM cayó a 46,3 puntos en marzo, el nivel más bajo desde mayo de 2020. Fue el quinto mes consecutivo que el PMI se mantuvo por debajo del umbral de 50, lo que indica una contracción en la industria.
Mientras, la inflación en el país se mantendrá por encima de cuatro por ciento al cierre de 2023, según un sondeo de la Asociación Nacional de Manufacturas. Los expertos prevén una recesión de la economía estadounidense en 2023 y una elevada inflación en 2024.
Sin embargo, en los últimos días ha surgido esperanzas de una salida de la crisis. Las acciones de Wall Street tuvieron una buena semana en medio de un horizonte más apacible y freno temporal en las subidas de tipos de interésde Reserva Federal (FED).
En la semana pasada, el Promedio Industrial Dow Jones subió 0,33 por ciento y el compuesto S&P 500 ganó un 0,38 por ciento, extendiendo el repunte a cuatro semanas, el período más largo desde julio-agosto de 2022. Mientras, el índice de tecnología Nasdaq Composite registró la séptima semana consecutiva de ganancias con un crecimiento del 0,13 por ciento.
Las acciones de Estados Unidos comenzaron a recuperarse luego que el 1 de junio la Cámara de Representantes aprobara el proyecto de ley de suspensión del techo de deuda, mientras los rendimientos del Tesoro cayeron. Luego, las acciones de Wall Street recuperaron su impulso en la sesión del 6 de junio.
En esta sesión, el ánimo de los inversores mejoró cuando los legisladores llegaron a un acuerdo sobre el paquete fiscal para evitar el incumplimiento. Los valores financieros también se estabilizaron tras la quiebra de cuatro bancos regionales a principios de año. A continuación, las acciones estadounidenses invirtieron el rumbo después de que el Banco Central de Canadá subiera inesperadamente los tipos de interés, disminuyendo las esperanzas de que la FED deje de subirlos a finales de este mes.
No obstante, el mercado bursátil volvió al verde en la sesión del 8 de junio, gracias a un sentimiento más optimista de los inversores sobre la economía estadounidense y a la visión consensuada de que la FED no subirá los tipos de interés la próxima semana. Los analistas creen que disminuye la posibilidad de una recesión económica en 2023.
Otra buena señal para la economía estadounidense es la reducción (del 35 al 25 por ciento) de la probabilidad de una recesión en los próximos 12 meses, de acuerdo con Goldman Sachs.
Asimismo, los analistas están más seguros del impacto de la presión bancaria sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto real. Otros signos alentadores son el precio estable de las acciones bancarias en la región, la disminución de los retiros y la cantidad estable de préstamos, entre otros.
Tales buenos augurios ayudan a disipar el temor a una recesión mundial y encienden la esperanza de otras economías de volver a la senda del crecimiento.