La coalición CDU/CSU y SPD acordó la distribución de los ministerios del gabinete y nominó a Friedrich Merz como canciller, con la expectativa de que Alemania pueda restaurar su fuerza y su credibilidad como "la locomotora económica de Europa". En este sentido, el Gobierno de coalición llevará a cabo reformas e invertirá para mantener a Alemania estable, segura y más fuerte en el ámbito económico.
Merz declaró que Alemania está dispuesta a aumentar el gasto en defensa, pero también quiere mejorar su competitividad desde una perspectiva comercial. Afirmó que Berlín será un socio fiable de la Unión Europea (UE), y reiteró que el país volverá a ser un socio muy fuerte dentro de la UE, impulsando la Alianza de la Bandera Verde.
La principal economía de Europa se enfrenta a numerosos desafíos en medio de profundos cambios en las relaciones de seguridad transatlánticas y una creciente presión tras el anuncio de Estados Unidos de imponer aranceles recíprocos a las exportaciones de toda la UE, Alemania incluida.
Antes del acuerdo de coalición, Merz logró un avance decisivo al asegurar un sólido respaldo financiero a sus ambiciosos planes, ya que el Parlamento saliente aprobó un paquete financiero de 500 mil millones de euros para inversiones en infraestructura y clima, al tiempo que relajó las estrictas reglas del "freno de deuda". No obstante, esta decisión también le ha valido críticas por incumplir sus promesas electorales.
Alemania es el principal socio comercial de Estados Unidos y, con un superávit récord de 70 mil millones de euros frente a la mayor economía del mundo, corre el riesgo de convertirse en el país europeo más perjudicado en caso de una guerra comercial.
Según expertos, los riesgos económicos en 2025 se tornan cada vez más visibles, un indicio de que la economía alemana podría enfrentar recesión por tercer año consecutivo. Alemania es la única economía del Grupo de los Siete que no ha registrado crecimiento en dos años y su recuperación fue el tema central de las elecciones federales de febrero pasado. Los analistas opinan que las propuestas de la alianza CDU/CSU y del SPD en términos económicos todavía no satisfacen las expectativas y que deben darse pasos más audaces para impulsar las inversiones y mejorar la competitividad.
Para los meses venideros, el nuevo Gobierno de Alemania no tendrá muchas opciones para resguardar el ámbito de exportación y la economía en general en un contexto en que podría permanecer baja la confianza del consumidor y de las empresas. En efecto, una reciente encuesta reveló que la confianza de los consumidores alemanes apenas ha mejorado.
De acuerdo con el Instituto de Investigación de Mercado GfK y el Instituto de Decisiones de Mercado de Núremberg, el Indicador de Confianza del Consumidor correspondiente a marzo solo repuntó frente al mes previo y se situó por debajo de lo esperado. Si bien las expectativas referentes a los ingresos y la psicología de compra han mejorado en cierta medida, la tendencia alcista a ahorrar en los hogares sigue siendo una barrera importante para la recuperación económica.
Pero aunque la inflación se desacelera, los precios siguen siendo altos en algunos sectores, particularmente el del gas, luego de estallido el conflicto en Ucrania. Entre otros desafíos se incluye la agravación del paro, pues el número de desempleados se ha disparado.
Los datos de la Agencia Federal de Empleo del país europeo muestran que en marzo se sumaron 26 mil personas más a las filas del desempleo, alcanzando la cifra total de dos millones 920 mil desempleados. Se trata del aumento mensual más alto desde octubre de 2024 y el doble de lo pronosticado.
Junto a la promulgación por el Parlamento Federal de un proyecto de ley sobre la reforma financiera y el mayor paquete de gasto en la historia del país desde la posguerra, el pacto de formación del Gobierno constituye un avance en los planes de Alemania hacia la recuperación.
Aun así, los analistas han advertido que la recuperación no será inmediata y que el futuro gabinete se topará con numerosos problemas para reactivar la economía nacional y volver a situarla a la altura de su estatus de "locomotora económica de Europa".