2022 ha estado repleto de adversidades para el sistema médico global, que se ha esforzado por enfrentar más de una plaga a la vez. Este año, el tercero bajo el asedio del Covid-19, el mundo también ha experimentado brotes de mpox (antes conocido como viruela símica), cólera, ébola y enfermedades respiratorias en varios continentes.
El Covid-19 prolongado ha provocado deterioros severos de la salud física y mental. El sistema de atención médica en numerosos países ha sufrido frecuentes sobrecargas debido al creciente número de pacientes y una grave falta de recursos humanos.
Superar el reto de las crisis superpuestas
Pese a los consecutivos desafíos, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó sus expectativas de que 2023 traiga señales de mejoría, pues en paralelo con el debilitamiento de la pandemia del nuevo coronavirus y el mpox, Uganda registra más de tres semanas sin casos de ébola. También esperaba declarar el fin de dichas emergencias en el próximo año.
2022 fue considerado año del “tsunami” Ómicron y sus subvariantes. Según la OMS, existen más de 500 descendientes de la cepa, altamente transmisible. Francia, Alemania, Italia, Corea del Sur, Singapur y Australia reportaron fuertes subidas del número de infecciones. Esta lucha solo avanzó con logros en la investigación de vacunas y su cobertura contra la enfermedad.
En una reciente rueda de prensa, el máximo encargado de la OMS informó que el número de muertes semanales a causa del Covid-19 equivale ahora a alrededor de la quinta parte de lo que era hace un año.
Maria Van Kerkhove, quien dirige el equipo técnico de esa entidad sobre el Covid-19, evaluó que la pandemia “no es lo que era al principio” al registrarse menos hospitalizaciones y muertes.
“Estas muertes se dan en gran parte en el caso de personas no vacunadas” o que no han recibido todas las vacunas, explicó la experta. Hasta el momento, más de seis millones 600 mil casos mortales han sido reportados a la mayor entidad supervisora de la salud global.
El inesperado brote del mpox es otro reto para el planeta. En agosto último, el Gobierno del presidente Joe Biden lo declaró como una emergencia de salud pública luego de que Estados Unidos detectara más de seis mil contagios. Datos de la OMS revelaron que desde inicios de 2022, cuando estalló la enfermedad, se registraron más de 81 mil 300 infectados en más de 100 países y territorios.
La vacunación y la sensibilización pública han ralentizado la propagación de esa dolencia. El Departamento de Salud y Servicios Humanos del país norteamericano auguró que el mpox dejaría de ser considerada una emergencia de salud pública a partir del 1 de febrero de 2023.
La influenza estacional, el cólera, el dengue y otras afecciones también han evolucionado con complejidad. El Instituto Robert Koch, agencia del Gobierno federal alemán, notificó que más de 9,5 millones de ciudadanos se ausentaron del trabajo recientemente, una cifra relativamente superior a la de hace dos años, cuando azotaba el Covid-19.
Mientras, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades analizó que la prevalencia del virus respiratorio sincicial, la influencia estacional y la cepa SARS-CoV-2 causante del Covid-19, ejerce una gran presión sobre el sistema médico.
Los impactos directos del cambio climático, como inéditas oleadas de sequía, inundaciones y tornados en algunos países, han creado un entorno propicio para la propagación de los virus. Sin embargo, se registran señales positivas en términos de percepción y acción. La exitosa celebración de la 27 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y la 15 Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica refleja el empeño común por robustecer la cooperación internacional contra las alteraciones del clima, crear un ambiente saludable de vida y proteger la salud humana.
Examen médico para pacientes de Covid-19. (Fotografía: Reuters) |
Las principales tareas
Aunque optimista sobre el nuevo año, el jefe de la OMS instó a los países a mantener la cautela, no bajar la guardia y enfocarse en cinco tareas: promover la salud y el bienestar y prevenir las enfermedades incidiendo en sus causas profundas, es decir, mantener sanas a las personas y propiciar que sean atendidas; intensificar la cobertura sanitaria universal, otorgando preeminencia a la atención primaria; reforzar con urgencia los sistemas e instrumentos de preparación y respuesta frente a las emergencias; aprovechar el poder de la ciencia, la investigación innovadora, los datos y las tecnologías digitales; y continuar la reforma de la OMS para hacerla más eficaz, eficiente y transparente.
Dichas prioridades requieren el consenso de todos los países, recalcó, para conservar los frutos cosechados en este frente, así como para crear un escudo más sólido contra similares problemas en el futuro.
Según lo planeado, las negociaciones sobre un proyecto de acuerdo mundial para combatir la próxima pandemia empezarán en febrero de 2023. Precious Matsoso, miembro del Órgano de Negociación Intergubernamental de la OMS, sostuvo que “nunca se debe olvidar el impacto de la pandemia de Covid-19 sobre las vidas humanas, las economías y las sociedades en general”.
Transcurridos tres años del azote del Covid-19, el mundo ha tomado conciencia de la importancia de prepararse para enfrentar una pandemia y evitar la repetición de errores anteriores.
La solidaria lección sobre el reparto de vacunas y la existencia de un mecanismo de distribución equitativa de inmunizantes mantiene su valor. Algunos opinan que cualquier tratado referente a las pandemias debe conllevar el compromiso de renunciar a los derechos de propiedad intelectual sobre los productos indispensables para la salud. El estigma y la diseminación de noticias falsas en los medios también es algo a tener en cuenta.
El rebrote de tantas enfermedades en 2022 ha dado la voz de alarma sobre la naturaleza complicada e impredecible de las epidemias. La vigilancia y la coordinación para crear sistemas globales eficaces que permitan detectar, prevenir y responder a estas enfermedades a tiempo es una responsabilidad compartida por todos los países en beneficio de la salud de su población.