La demanda de vacunas ha aumentado a medida que numerosas regiones reportaron brotes de viruela del simio. Estados Unidos, un semillero de este flagelo con más de 10 mil casos confirmados, lo declaró recientemente como una emergencia de salud pública. Representa más del 30 por ciento del total mundial de aproximadamente 32 mil personas infectadas. Conviene subrayar que las cifras en la realidad quizá sean mucho más altas porque es aún limitada la labor de prueba de detección en algunos países.
El mundo encara la situación de “las desgracias nunca vienen solas”, pues mientras la pandemia causada por el nuevo coronavirus no se da por resuelta, golpea la viruela del simio. Aunque esta última es más difícil de propagarse, expertos vaticinaron que su preocupante evolución conllevará una disparada en la demanda de vacunas, cuya oferta está todavía limitada. Se repite la historia de carencia de antivirales como en el período del Covid-19.
De momento, la única vacuna autorizada por Estados Unidos y Canadá para su uso en la prevención de dicha enfermedad es un producto de la empresa danesa de biotecnología Bavarian Nordic. La misma también recibió recientemente el visto bueno de la Unión Europea. Bavarian Nordic reveló que la producción anual podría llegar a 30 millones de dosis, pero no detalló su plan de distribución.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se registran en todo el globo alrededor de 16 millones de dosis de la vacuna contra la viruela del simio desarrollada por Bavarian Nordic, pero están empaquetadas a granel y tardará meses embotellarlas en viales. Ante la posible escasez de inmunizantes, la lección sobre solidaridad, compartir y evitar la desigualdad vacunal sacada durante la pandemia de Covid-19 mantiene su pertinencia. Funcionarios de salud africanos señalaron que sus coterráneos todavía no tienen acceso a dicha sustancia pese a una alcista tasa de mortalidad por la enfermedad en el “continente negro”; entre tanto, los países desarrollados han hecho grandes pedidos.
Las naciones de Occidente igualmente experimentan una demanda de vacunas superior a la oferta. El Gobierno del presidente Joe Biden autorizó recientemente la aplicación de una nueva dosis de la vacuna contra la viruela del simio, es decir, un 20 por ciento de la actualmente autorizada. Este plan de ahorro lo también debate Europa. El profesor Adam Finn, de la Universidad de Bristol (Estados Unidos), evaluó que recurrir a economizar vacunas es comprensible considerando que las bajas reservas constituyen una enorme preocupación.
Al lado de una distribución efectiva y equitativa de las vacunas, la viruela del simio hizo sonar la alarma sobre las acciones de difusión errónea, que incitan al estigma e impiden el control de la epidemia. Se registran cada vez más ataques y envenenamientos de monos en Brasil debido al rumor de que esta especie es la fuente del brote de la viruela símica en el país sudamericano.
La OMS anunció el 10 de agosto que los monos o primates no eran culpables del reciente alcista número de pacientes en Brasil, sino la transmisión entre personas. Por lo tanto, en lugar de asaltarlos, cada ciudadano debe concienciarse acerca de la prevención y el control epidemiológico para no contagiarse. La discriminación contra los portadores del virus es otro factor de propagación, pues hace que los mismos teman reportar su estado de salud y así no tengan acceso a los servicios de tratamiento y aislamiento adecuados.
A la vez, el mundo tiene que esforzarse por hacer frente a la pandemia de Covid-19 y la viruela del simio, ambas se desenvuelven con complejidad y amenazan gravemente la salud comunitaria. Esta práctica requiere que los países actúen juntos tanto para elevar la conciencia como para activar pronto un mecanismo de distribución de vacunas razonable y justa, en aras de responder de manera efectiva a la viruela símica y a similares brotes en el futuro.