La financiación ha sido un tema candente en las conferencias sobre el clima de los últimos años. En una reciente declaración, el Presidente de la COP28, Sultan Al Jaber, elogió los avances logrados en las negociaciones climáticas de las Naciones Unidas celebradas el año pasado en los Emiratos Árabes Unidos (EAU). En ellas, los países acordaron triplicar la capacidad mundial instalada de energías renovables para 2030 y abandonar los combustibles fósiles contaminantes. Sin embargo, según Jaber, el acuerdo entre las partes aún carece de contenido importante, incluidas cuestiones de financiación, y esto será un "lastre" para la COP29, prevista para el próximo noviembre en Azerbaiyán.
Los expertos evaluaron que la subvención, si se aprueba, desempeñará un papel importante a la hora de alentar a los Gobiernos a tomar drásticas acciones para alcanzar sus objetivos de descarbonización. De acuerdo con Mukhtar Babayev, ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán, la principal tarea de la COP29 consistirá en acordar una nueva meta mundial de apoyo financiero a los países en desarrollo.
En la COP27, celebrada en Egipto en 2022, las partes firmaron un acuerdo histórico para crear un Fondo de Pérdidas y Daños destinado a compensar a los países en desarrollo por las pérdidas causadas por las catástrofes naturales. La COP28, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, también logró importantes resultados, en particular la decisión de poner en funcionamiento el citado fondo, impulsando así una solución al problema de la financiación de la lucha contra el cambio climático. Esto demuestra que los problemas financieros de los países en desarrollo ocupan un lugar destacado en la agenda.
La responsabilidad compartida del mundo de apoyar a los países vulnerables al cambio climático es innegable. Según los expertos, como continente gravemente afectado por el cambio climático, África sólo recibe alrededor del tres por ciento de la financiación climática mundial. La directora de políticas del Programa para el Clima y la Energía de la Unión de Científicos Preocupados, Rachel Cleetus, dijo que los compromisos iniciales de financiación climática de los países deberían ser "de miles de millones, no millones de dólares", y luego es necesario que haya un plan para ampliar la escala de este monto de aquí a 2030. para satisfacer la creciente demanda de financiación climática.
De hecho, cumplir las promesas de ayuda financiera es todo un reto porque los países ricos también se enfrentan a dificultades económicas, mientras que las necesidades financieras de los países pobres son cada vez mayores. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, la financiación anual total que necesitan los países en desarrollo para adaptarse a los impactos climáticos ha aumentado esta década. Las tormentas, inundaciones y fenómenos meteorológicos severos son cada vez más frecuentes y graves, lo que genera mayores costos de respuesta.
Según los expertos, para movilizar la financiación es necesario reformar las instituciones financieras internacionales, desarrollar los mercados de carbono y fomentar la inversión privada. Según el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la estabilidad financiera mundial, los países en desarrollo tendrán que invertir unos 2 billones de dólares al año de aquí a 2030 para cumplir los objetivos climáticos. El FMI también calcula que alrededor del 80 por ciento de esta inversión tendrá que proceder del sector privado.
El Secretario Ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Simon Stiell, subrayó que cualquier esfuerzo de transición hacia las energías renovables o de protección de las comunidades frente a los efectos del cambio climático requerirá una inversión financiera significativa.
Se prevé que en 2024 la situación climática sea peor que el año pasado debido al impacto del fenómeno de El Niño. Por lo tanto, el mundo necesita tomar medidas más drásticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, limitar el calentamiento global y los fenómenos meteorológicos extremos, en los que la cuestión de la responsabilidad financiera debe resolverse cuanto antes.