Las relaciones diplomáticas entre ambos Estados fueron congeladas en 2016 después de que manifestantes iraníes irrumpieran en la Embajada saudí en Teherán para condenar la ejecución por Riad de un prominente clérigo chiita.
Las tensiones persistieron por largo tiempo, pues los dos países rivalizan en algunos conflictos regionales. En Siria, Irán respalda al régimen del presidente Bashar Háfez al-Ássad y Arabia Saudita a los rebeldes. En Yemen, el reino reconoce como legítimo al Gobierno, mientras el país persa se pronuncia a favor de los hutíes. En Líbano, Riad apoya a los políticos suníes y Teherán secunda el grupo Hezbolá de los chiitas.
Pese a las diferencias, varios factores propiciaron la normalización de relaciones binacionales, como la necesidad de intensificar la cooperación económica, la aspiración de aliviar las tensiones en la región o la preocupación por una creciente amenaza del autoproclamado Estado Islámico.
Fruto de una negociación el 10 de marzo último con mediación de China, la reapertura de la Embajada iraní constituye un paso importante en los continuos esfuerzos de reconciliación en años recientes. Antes, las dos lo habían intentado con la mediación de Iraq y Omán.
Reinstaurar la oficina de representación nacional es la primera piedra del proceso de normalización de las relaciones binacionales. Esto reanudará el contacto directo y el transporte aéreo, así como impulsará nuevas negociaciones para abordar los nexos comerciales y de seguridad y la cooperación regional.
Según medios iraníes, su Gobierno nombró embajador ante Arabia Saudita a Alireza Enayati, un avezado diplomático en los asuntos del Golfo. Enayati ejerció el mismo cargo en Kuwait de 2014 a 2019.
El acontecimiento es una señal alentadora para la región por apaciguar las tensiones y consolidar la estabilidad, perturbada por prolongados conflictos. A esta perspectiva se suma que la fecha de reapertura de dicha oficina coincidió con la llegada a tierra saudí del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, para reforzar los lazos entre su país y el reino.
La positividad sobre el próximo capítulo de las relaciones Riad-Teherán ha influido sobre las conversaciones reconciliadoras entre Egipto e Irán. Al recibir al sultán de Omán a finales de mayo último, el líder supremo de la República Islámica, Alí Jamenei, confirmó el interés por reanudar las relaciones diplomáticas con El Cairo.
La comunidad internacional espera que el pacto entre Arabia Saudita e Irán forme parte de la reestructuración de vínculos entre varios Estados regionales, sobre todo la decisión de Riad de reanimarlos con el Gobierno sirio liderado por Bashar Háfez al-Ássad y los avances hacia el fin de la guerra prolongada en Yemen.
El vicecanciller Alireza Bikdeli destacó que los mensajes diplomáticos son el mejor medio de contacto y diálogo entre los países a favor del entendimiento mutuo, la estabilidad y la paz. Irán siempre está dispuesto a estrechar los vínculos con los países vecinos, subrayó, y añadió que robustecer la cooperación económica e inversionista los acercará más.
Aun así, no se dan por resueltos todos los problemas entre la nación persa y Arabia Saudita. La normalización de los nexos bilaterales es un paso adelante, pero solo el primero de un proceso que todavía necesita tiempo y esfuerzos para vencer las diferencias y cultivar la confianza mutua.