La guerra civil en Yemen comenzó a finales de 2014, cuando las fuerzas hutíes apoyadas por Irán tomaron el control de la mayor parte del norte del país, llevando al exilio al gobierno yemení reconocido internacionalmente. El prolongado conflicto interno se ha cobrado la vida de decenas de miles de yemeníes y provocado el desplazamiento forzado de al menos cuatro millones, sumiendo al país al borde de una catástrofe humanitaria. Yemen es también uno de los países más afectados por desastres naturales como sequías e inundaciones.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Yemen emitió un comunicado celebrando el acuerdo entre Irán y Arabia Saudita, considerándolo una oportunidad para detener la escalada del conflicto en el país de Oriente Próximo y avanzar hacia la estabilidad regional. Los líderes de los hutíes también acogieron con beneplácito la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Riad y Teherán, con la confianza de que el acercamiento entre las partes contribuya a estabilizar la región, dijo un portavoz de los hutíes.
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, evaluó que la normalización de las relaciones entre Teherán y Riad ofrecerá una clara oportunidad para avanzar en el camino político hacia la paz en Yemen, informó su portavoz. Las partes en conflicto en esa nación de la península arábiga aún no han llegado a un acuerdo para prorrogar el alto el fuego en todo el país, pero se esfuerzan por lograr una tregua. El acceso a la ayuda humanitaria en ese territorio ha mejorado y la ONU espera que esta evolución positiva continúe y se amplíe rápidamente.
Según Hans Grundberg, enviado especial de la ONU a Yemen, la situación en el país se ha mantenido relativamente estable en los últimos meses. Desde la entrada en vigor de la tregua el 2 de abril de 2022, el nivel de violencia ha disminuido. Al destacar el progreso de las negociaciones sobre el intercambio de prisioneros entre el gobierno yemení y los hutíes con mediación de la ONU, Grundberg pidió a las partes a ejercer la máxima moderación durante ese crítico momento para evitar la desestabilización de la situación.
Grundberg consideró que el acuerdo Irán-Arabia Saudita propicia la solución de la crisis en Yemen. Al recalcar los cambios tanto en alcance como en profundidad de los debates para encontrar una salida al conflicto, llamó al gobierno yemení y a los hutíes a aprovechar la oportunidad para normalizar sus relaciones.
A su vez, el representante de China ante la ONU estimó que el acuerdo alcanzado entre Teherán y Riad es una buena noticia para un mundo que se debate en la inestabilidad. También ratificó la disposición del gobierno chino de continuar haciendo esfuerzos por la resolución del enfrentamiento y deseó que el acuerdo ayude a estabilizar la situación en Yemen. Pekín instó a todas las partes involucradas a mantener el objetivo común de anteponer los intereses del pueblo yemení y el diálogo como la mejor herramienta para resolver el problema.
Sin embargo, en ese ambiente lleno de esperanza sobre la posibilidad de estabilizar la situación en Yemen, volvieron a estallar los enfrentamientos. Cuatro soldados del ejército yemení murieron el viernes pasado en feroces combates con combatientes hutíes en la provincia de Marib, noreste de Yemen. Los hutíes también sufrieron bajas, pero no revelaron cuántas.
Según observadores, el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán no es suficiente para resolver la cuestión yemení. Las causas subyacentes que conducen a conflictos como las divisiones políticas, las disputas por el poder y la inestabilidad económica son complejas y difíciles de resolver. Una solución política integral para el conflicto en ese país requiere la participación de todas las partes interesadas de la región, así como los esfuerzos de la comunidad internacional.