La mayoría de las rutas migratorias procedentes de Sudamérica pasan por la selva del Darién, frontera natural entre Colombia y Panamá. El viaje comienza en el golfo de Urabá, en el noroeste de Colombia, donde existe un "vacío de seguridad" debido al control de grupos criminales armados. Esta situación favorece el contrabando de armas, drogas y seres humanos.
La migración a través de la selva no es un problema nuevo y ha aumentado desde 2019. De acuerdo con datos oficiales de Panamá, hasta el 20 de diciembre pasado 513 782 personas pasaron por el Darién en 2023, más del doble que en 2022 (248 mil).
La violencia y las malas condiciones socioeconómicas han empujado a los migrantes a recorrer medio continente y aventurarse en la jungla, considerada el camino más peligroso del mundo. Mientras tanto, las bandas criminales ganan millones de dólares con la migración ilegal al cobrar alrededor de 200 dólares por persona durante el recorrido por el Darién, según las fuentes.
Esta selva se ha convertido en una "pesadilla" para cientos de inmigrantes debido a los animales salvajes, las inclemencias climáticas, las inundaciones, la violencia sexual y los robos. En los primeros días de 2024 las autoridades mexicanas rescataron a 31 migrantes secuestrados por un grupo armado mientras viajaban en autobús al estado de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos.
La mayoría de los migrantes de América del Sur a Estados Unidos provienen de Venezuela, Ecuador y Haití, y aproximadamente una cuarta parte de ellos son menores. El Proyecto Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha registrado 42 muertes o desapariciones en Darién desde los primeros días hasta diciembre de 2023, aunque las cifras reales pueden ser muy superiores.
Johana Tejada López, experta en género del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dio a conocer que más de 100 mil niños y adolescentes han muerto en la selva, la mitad de ellos menores de 15 años. También alertó sobre la tendencia de que los niños sean separados de sus padres durante el trayecto migratorio y el aumento de adolescentes que cruzan solos la frontera.
Estados Unidos, Colombia y Panamá adoptaron un acuerdo dirigido a resolver la cuestión migratoria ilegal que incluye nuevas y flexibles vías legales para decenas de miles de migrantes y refugiados.
Entre las medidas clave se encuentran los esfuerzos para reducir la pobreza y crear empleos en comunidades a lo largo de las fronteras de Colombia y Panamá. México y Estados Unidos también acordaron crear un comité conjunto para abordar la cuestión de los migrantes, que incluye la tarea de mejorar la situación económica de los países de la región y entablar un diálogo regular con otros países de origen del flujo migratorio.
Las dos naciones norteamericanas coincidieron en la urgencia de implementar medidas adicionales para reabrir cruces fronterizos clave, tras el cierre de las puertas y puentes fronterizos de Estados Unidos.
2023 registró un número récord de migrantes, con un estimado de 100 mil a 105 mil personas que llegaron a la frontera entre México y Estados Unidos. Se espera que esta cifra aumentará en 2024. Según estadísticas de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de México, de enero a noviembre de 2023, unos 2,2 millones de migrantes hicieron escala en México, de los cuales muchos llevan meses haciendo cola, pero aún no han podido concertar una cita según el trámite para entrar a Estados Unidos. Este hecho ha agravado la crisis.
Después de la suspensión del Artículo 42 en mayo, una polémica medida sobre la deportación inmediata de inmigrantes indocumentados sin posibilidad de solicitar asilo, el gobierno de Joe Biden ha puesto en marcha diferentes soluciones de control migratorio, entre ellas restringir el acceso al asilo, amenazar con la deportación inmediata de quienes crucen ilegalmente la frontera y estrategias exteriores para persuadir a países como Colombia, Panamá o México de que actúen como "zonas tapón" del flujo de inmigrantes. Sin embargo, se dice que la nación norteamericana no dispone de recursos suficientes para detener a un gran número de inmigrantes, y la inmigración ilegal se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los votantes estadounidenses. El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, envió una carta a la Casa Blanca pidiendo una acción ejecutiva para frenar la situación de la inmigración en la frontera sur.
También llamó al presidente Biden a negociar con México para restablecer el programa que obliga a los inmigrantes ilegales a permanecer en el país centroamericano. En las últimas semanas se han intensificado las discusiones en el Congreso de Estados Unidos para endurecer las políticas fronterizas, así como los debates sobre cambios en las regulaciones fronterizas y de asilo.
En paralelo a las medidas fronterizas y con el objetivo de limitar los viajes terrestres, Washington ha impulsado “vías legales”. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), más de 260 mil migrantes ingresaron a Estados Unidos con permisos humanitarios en 2023. Este país también coordinó con otros y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para realizar una iniciativa de "migración segura" para dirigir a los migrantes al programa de refugiados. No obstante, menos del 10 por ciento de los miles de personas registradas pudieron participar.
Las dificultades económicas y la inestabilidad política son las causas fundamentales del problema de la libre migración. Por eso, los países americanos determinaron que, además de las medidas de control fronterizo, es necesario encontrar un método integral capaz de solucionar el problema migratorio desde la raíz.