En un foro sobre el tema realizado en Panamá, México y países centroamericanos como Costa Rica, El Salvador, Honduras y Guatemala acordaron fortalecer la cooperación en la búsqueda de migrantes desaparecidos, identificación de restos y acceso a la justicia para las víctimas y sus familiares.
Los Estados también promueven el cumplimiento de las recomendaciones de las Naciones Unidas sobre el acceso a la justicia en casos de desaparición y muerte de migrantes. Durante mucho tiempo, Centroamérica y México han sido puntos calientes en el mapa migratorio mundial por el paso de oleadas de inmigrantes ilegales en busca del "sueño americano".
En México son frecuentes las caravanas de cientos de personas, muchas de ellas mujeres y niños, caminando desde el sur hasta la frontera con los Estados Unidos, a pesar de las condiciones climáticas extremas y la escasez de alimentos y medicinas. Recientemente, un grupo de casi mil migrantes partió de la ciudad de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, con destino a Estados Unidos.
Desde el comienzo del año fiscal 2022 (octubre de 2021) hasta la fecha, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha interceptado a más de 1,7 millones de migrantes. Del otro lado de la frontera, en 2021, Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados recibió una cifra récord de 131 mil 448 solicitudes de asilo.
La creciente ola de inmigrantes ilegales propician las actividades de las bandas de trata de personas. Las autoridades mexicanas informaron que desde 2018 hasta agosto de 2022, el país rescató a cerca de 77 mil 500 migrantes extranjeros que fueron víctimas de los delitos de trata.
Actualmente, debido a que las restricciones de viaje destinadas a frenar la pandemia de Covid-19 en algunos países no se han levantado por completo, los refugiados, que ya tienen pocas opciones, deben cubrir rutas llenas de peligros. El 2 de septiembre pasado, al menos ocho personas murieron ahogados al intentar cruzar el Río Grande desde México para ingresar a Estados Unidos.
Como destinos principales de los migrantes centroamericanos, México y Estados Unidos han compartido la responsabilidad de resolver este difícil problema. El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, realizó en julio pasado una visita a Estados Unidos con el objetivo de promover acciones coordinadas relacionadas con la crisis migratoria en la frontera común. Los líderes de los dos países enfatizaron la necesidad de modernizar los cruces fronterizos en la zona limítrofe entre los dos países.
La parte mexicana solicitó a Washington otorgar visas temporales de trabajo a los migrantes. Para evitar la emigración masiva de los países centroamericanos, Estados Unidos y México han implementado una serie de programas de bienestar social en apoyo a los jóvenes locales. Por su parte, las naciones de Centroamérica han impulsado la cooperación para combatir el tráfico ilegal de personas.
Los impactos de las enfermedades, la pobreza, la violencia y los desastres naturales son responsables de la creciente ola migratoria ilegal en las Américas. La realidad ha demostrado que la crisis migratoria no puede resolverse con muros o alambradas de púas, sino con la implementación efectiva e integral de políticas capaces de abordar las profundas causas de este difícil problema. Se prevé que la crisis migratoria se prolongue y requiera muchos recursos y acciones coordinadas de la comunidad internacional.