El alza de los precios de la gasolina en Estados Unidos tiene serias repercusiones económicas y sociales, sobre todo para los estados localizados en el Cinturón del Sol.
Según estimaciones, cada familia que posee un coche en Alabama, donde el precio de ese hidrocarburante ha aumentado 79 céntimos, gastará un 4,25 por ciento de sus ingresos mensuales para respostar su vehículo. El pasado año, el costo del combustible en el territorio subió 1,40 dólares por galón, más alto que en otros 30 estados.
También se trata de una cuestión política para Biden y el Partido Demócrata, puesto que las elecciones legislativas de mitad de mandato se celebrarán en noviembre próximo.
Para contener el aumento de los precios de la gasolina en el país y ayudar a estabilizar los mercados energéticos del planeta, la Administración de Biden considera continuar liberando el SPR, lo que de hacerse realidad podría abastecer una cantidad mayor que los 30 millones de barriles lanzados a la venta a inicios de marzo.
Igualmente, en los últimos tiempos los miembros de la AIE acordaron poner en el mercado más de 60 millones de barriles de crudo de sus reservas estratégicas.
Sin embargo, la misma acción coordinada por algunos países a comienzos del año presente no contribuyó mucho a frenar la subida de dichos valores.
Víctima del boom de los precios del gas por falta de suministros a finales del año previo, Europa encara ahora el riesgo de interrupciones en esa fuente energética desde Rusia, en un contexto en que el proceso de transición energética en algunos países se produce demasiado rápida y no hay una fase intermedia lo suficientemente larga como para satisfacer la creciente demanda.
El vicepresidente de la Comisión Europea encargado del Pacto Verde informó que el organismo coordinará estrechamente con países de la Unión Europea a fin de prepararse para la escasez de gas, luego de poner Alemania en marcha una serie de planes de emergencia destinados a gestionar los suministros en caso de interrupciones del flujo de gas de origen ruso.
El ministro de Finanzas de Francia aseveró que el país europeo sopesa todos los escenarios, incluido el corte de las provisiones por parte de Moscú. El Gobierno de los Países Bajos tiene la intención de pedir a la población y las empresas reducir el consumo de gas, pero todavía no ha activado ningún plan frente a la crisis de ese combustible.
El petróleo y el gas supuestamente ocuparán más de la mitad del volumen energético global para 2045 y continuarán teniendo un papel crucial pese a la tendencia a explotar fuentes de energía más limpias. Cada año, el planeta consume unos cuatro mil millones de toneladas de crudo y 3,5 billones de metros cúbicos de gas.
La AIE publicó un plan urgente de 10 puntos para recortar la demanda de petróleo, entre esos la reducción de la velocidad en autopistas a seis millas (9,6 kilómetros por hora) como mínimo, el teletrabajo al menos tres días a la semana en las profesiones que lo permitan y el despliegue de los domingos sin coches en las grandes ciudades.
Otras propuestas incluyen fomentar el uso compartido del coche, favorecer el uso de los trenes de alta velocidad o nocturnos en lugar del avión, incentivar el caminar y el uso de la bicicleta y los medios de transporte público, y promover el desarrollo de energías verdes o alternativas.