La violencia entre Israel y los territorios palestinos en Cisjordania, particularmente alrededor del complejo de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Este, se ha recrudecido hasta un nivel peligroso en las últimas semanas.
En la noche del 21 de abril, desde la Franja de Gaza fue disparado un cohete hacia el sur de Israel. Inmediatamente, la Fuerza Aérea israelí tomó represalias con una serie de ataques contra el centro de Gaza y, además, atacó una fábrica subterránea donde según Tel Aviv se fabrican cohetes. Los palestinos respondieron lanzando cuatro.
Los conflictos ocurrieron en el complejo de la mezquita al-Aqsa, que los israelíes llaman el Monte del Templo, un lugar sagrado tanto para musulmanes como para judíos. La situación de seguridad es más preocupante ya que el mes sagrado musulmán del Ramadán coincide con la Pascua hebrea y la Pascua cristiana.
Desde el 15 de abril, los combates entre las fuerzas israelíes y palestinas en lugares sagrados han dejado al menos 200 heridos. La cadena de acciones de los dos bandos ha causado una gran preocupación en la comunidad internacional porque podría descarrilar el tren de la paz en Oriente Medio y dificultar la llegada a la estación a tiempo según lo programado.
Naciones Unidas y los países relevantes se esfuerzan por bajar las tensiones. Al hablar en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el coordinador especial del secretario general para el Proceso de Paz en Medio Oriente, Tor Wennesland, enfatizó que la escalada de violencia y las tensiones entre Israel y Palestina demuestran una vez más la importancia de los esfuerzos de gestión de conflictos.
Instó a las partes a reducir inmediatamente las tensiones, calmar la situación y resolver las causas fundamentales del conflicto, así como a fortalecer la estabilidad financiera de las instituciones palestinas con el objetivo de poner fin a la ocupación y avanzar hacia la existencia de dos Estados capaces de convivir en paz, de conformidad con las resoluciones de la ONU y el derecho internacional, destacó.
Afirmó también que la ONU continuará coordinando con las partes y socios regionales e internacionales para que israelíes y palestinos avancen hacia ese futuro.
En una conversación telefónica con el rey Abdullah II de Jordania, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfatizó la importancia de mantener la coordinación para evitar que se repita la violencia en Jerusalén y las consecuentes amenazas a la paz regional.
Un día antes, el rey Abdullah II y el príncipe heredero de Abu Dabi y comandante supremo adjunto de las Fuerzas Armadas de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed Al-Nahyan, estuvieron en El Cairo para debatir con el presidente egipcio, Abdel-Fattah El-Sisi, sobre las crecientes tensiones entre Israel y Palestina.
Los tres líderes enfatizaron la importancia de respetar el statu quo legal e histórico del complejo de la mezquita de Al-Aqsa y pidieron la reanudación de negociaciones serias y efectivas para abordar los enfrentamientos sobre la base del derecho internacional.
Otras hechos que pueden alterar la seguridad en el Medio Oriente son el aumento de los precios y las interrupciones en la cadena de suministro, que amenazan la seguridad alimentaria de los pobres y vulnerables en los territorios palestinos ocupados.
Los altos precios de los materiales de construcción también han socavado los esfuerzos de reconstrucción en la Franja de Gaza. Tor Wennesland advirtió que sin una financiación adicional, el Programa Mundial de Alimentos y la Agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo no podrán satisfacer las necesidades alimentarias de la población palestina, lo que puede tener un impacto desestabilizador en todos los territorios palestinos ocupados, especialmente en la Franja de Gaza.
Mientras continúa el conflicto palestino-israelí, deben cesar los actos de violencia, provocación e incitación. Las partes deben reducir las tensiones y actuar con moderación para que el tren del Oriente Medio continúe viaje hacia la estación de la paz.