S&P Global Market Intelligence, división de la organización de calificación crediticia S&P, hace poco bajó de dos a 1,4 por ciento su pronóstico del Producto Interno Bruto (PIB) global en 2023, muy inferior al crecimiento de 5,9 en 2021 y el 2,8 fijado en un informe de S&P sobre este año. Las condiciones económicas mundiales van empeorando con el alza de la inflación y el endurecimiento del mercado financiero.
Europa, Estados Unidos, Canadá y una parte de América Latina corren grandes riesgos de caer en recesión en los meses venideros. En los casos de las economías del Viejo Continente y América del Norte, que representan más de la mitad del PIB global, la depresión podría arrastrar justo al final de 2022 o a inicios del siguiente año. Además, la inflación, encumbrada, está mermando el poder de compra.
Fitch Rating, otra renombrada agencia crediticia, vaticinó igualmente que la economía estadounidense topará con la recesión en el segundo trimestre de 2023, pero a un nivel bastante ligero. En el período 1990-1991 el país recibió la misma diagnosis, pero el actual riesgo derivado de la relación entre deuda y PIB en el sector no financiero ha superado con creces esa década.
Se considera que, con una cuota del 35 por ciento del PIB mundial, Asia-Pacífico desempeñará un rol clave en el crecimiento económico del planeta. La expansión regional en el sector para 2023 se estimó en 3,5 por ciento. El Sudeste Asiático y la India se beneficiarán de la diversificación de nexos comerciales.
La revista Eurasia Review recientemente evaluó que mientras numerosos países y regiones están al borde del abismo de la recesión, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) ha estado recuperándose, especialmente durante el primer semestre de 2022.
El vigoroso incremento del comercio y las inversiones intrabloque es presumiblemente el factor protector de la Asean contra las recesiones económicas globales.
Según pronósticos del Banco Mundial citados por el medio, el PIB de Vietnam, Filipinas y Malasia repuntará más de seis por ciento, mientras el de Indonesia y Camboya crecerán cinco por ciento, y las economías de Singapur, Tailandia, Laos y Myanmar, tres por ciento. Ello se deberá en gran parte a las exportaciones, la fuerte demanda doméstica y los fondos destinados a la recuperación. El turismo se reanimará rápido gracias a la eliminación de las restricciones de viaje.
El vigoroso incremento del comercio y las inversiones intrabloque es calificado como un factor protector de la Asean contra las recesiones económicas globales. A corto plazo, la agrupación tiene una “zona de amortiguación” para enfrentar cualquier crisis. Casi todos los economistas consultados expresaron su confianza en un buen avance de la Asean en el próximo año.
Por brillante que sea en el mapa económico mundial, la región de Asia-Pacífico podría verse perjudicada por la creciente tendencia de fragmentación geoeconómica, advirtieron expertos del Fondo Monetario Internacional.
De acuerdo con Krishna Srinivasan, director regional de la institución financiera, aparecen señales preocupantes sobre la fragmentación, particularmente en las finanzas; la incertidumbre en las políticas comerciales ha aumentado abruptamente y los países han impuesto más restricciones comerciales.
Especialistas del Fondo auguraron que el territorio viene capeando los “vientos en contra” severos y propensos a prolongarse. El endurecimiento de las condiciones financieras mundiales impactaría las mismas de Asia. El conflicto en Ucrania ocasionaría la escalada de los precios de las mercancías.
Aunque los países de la Asean se recuperan en el presente año, las fuerzas motrices para su crecimiento se debilitarán en 2023, pues habrá menos demanda exterior, la cadena de suministro quedará interrumpida y las condiciones financieras serán más rigurosas.
Tonos luminosos aquí y allá no bastan para despejar el pesimismo de especialistas sobre el panorama económico. Si Asia-Pacífico, Medio Oriente y África mantuvieran su crecimiento, la economía global podría evitar la recesión, pero solo para expandirse a un nivel sumamente bajo.