El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, abogó por un alivio de las tensiones entre Israel y Palestina después de una visita al Medio Oriente. También hizo una seria advertencia sobre las eventuales consecuencias de los asentamientos israelíes. Expresó su preocupación por la decisión de Israel de legalizar nueve colonias israelíes en territorios de la Cisjordania ocupada e informó de planes para acelerar la construcción de 10 mil hogares.
El diplomático estadounidense afirmó que Washington no apoya tales medidas unilaterales, que acrecientan las tensiones y socavan las perspectivas de soluciones negociadas.
Expertos hicieron notar que la reacción de EE.UU. tuvo lugar a través del jefe de su diplomacia y no a través de un vocero, como es habitual. En sendas llamadas telefónicas al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y al presidente palestino, Mahmoud Abbas, Blinken enfatizó que tanto Israel como Palestina deben tomar medidas para restaurar la calma en la región.
En respuesta a la solicitud del presidente palestino de una intervención estadounidense rápida y efectiva, Blinken se comprometió a comunicarse con el gobierno Israel y aseguró que Washington se esforzará por evitar acciones unilaterales de Tel Aviv.
Según las Naciones Unidas, solo en enero Israel destruyó 132 estructuras en 38 comunidades de Cisjordania, incluidas 34 casas y 15 obras financiadas, un aumento del 135 por ciento en comparación con el mismo período de 2022. Expertos de la ONU en derechos humanos llamaron a la comunidad internacional a actuar para poner fin a la destrucción de viviendas palestinas por Israel, por considerar que vulnera el derecho a la autodeterminación y amenaza la vida de los palestinos.
La aprobación por parte del gobierno israelí de proyectos para expandir los asentamientos en los territorios palestinos ocupados ha encontrado una fuerte oposición de la comunidad internacional. El presidente Mahmoud Abbas acusó a Israel de "cruzar todas las líneas rojas" y su portavoz resaltó que la decisión del gabinete israelí perjudica los esfuerzos de paz de los países árabes e internacionales, así como del pueblo palestino.
Los asentamientos judíos son uno de los temas más espinosos que obstaculizan la reanudación del proceso de paz entre israelíes y palestinos, estancado desde hace mucho tiempo. En la actualidad, más de 475 mil israelíes residen en asentamientos en Cisjordania, donde viven 2,8 millones de palestinos.
Egipto criticó la decisión de Israel de legalizar los asentamientos y construir nuevas viviendas en los territorios palestinos ocupados, por considerarla un acto contrario a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y al derecho internacional.
Asimismo, condenó las medidas y acciones unilaterales que violan el derecho internacional, como establecer asentamientos, demoler casas, forzar la reubicación, confiscar tierras y atacar la mezquita de Al Aqsa. También hizo hincapié en las resoluciones internacionales destinadas a preservar el estatus legal de Jerusalén, como el no reconocimiento por parte del Consejo de Seguridad de la ONU de ningún cambio en las fronteras de 1967, incluida Jerusalén, salvo los acordados mediante negociaciones.
Las medidas unilaterales de Israel amenazan con desatar una ola de violencia en los territorios palestinos ocupados, causando graves perturbaciones a la seguridad y la estabilidad de toda la región. La comunidad internacional pide a Israel poner fin de inmediato a sus violaciones del derecho internacional. Además, solicitó a las partes reanudar las negociaciones de paz en Oriente Medio, con el objetivo de llegar a una paz amplia y justa. El Estado de Palestina debe coexistir de forma pacífica con Israel.