Se trata de la primera visita oficial del mandatario estadounidense al país vecino desde que asumió el cargo en 2021. El viaje, aunque tardío, constituye un momento apropiado para que los dos países discutan temas relativos a las relaciones bilaterales e internacionales.
Asuntos trascendentales en las relaciones bilaterales
En la agenda de Biden y Trudeau figuran cuestiones de defensa y seguridad, el aumento de la cooperación comercial, la transición hacia energías limpias y el trabajo conjunto para evitar los flujos migratorios entre ambas naciones.
El conflicto en Ucrania ha hecho de la defensa en América del Norte una prioridad máxima en las conversaciones entre los dos dirigentes. Canadá se comprometió a destinar 40 mil millones de dólares canadienses en los próximos 20 años a la modernización del Mando Norteamericano de Defensa Aérea (NORAD), con la actualizaciones de radares y la compra de cazas F-35.
El sistema de radar aéreo ayudará a ampliar la cobertura de vigilancia aérea de NORAD más al norte, con capacidad de detectar nuevas amenazas extranjeras en el Ártico.
Otro tema delicado de los diálogos entre Biden y Trudeau será la cooperación para detener el flujo de inmigrantes en medio de la creciente presión sobre los dos países para abordar la inmigración ilegal.
El flujo de solicitantes de asilo de EE.UU. a Canadá ha aumentado dramáticamente. El año pasado, cerca de 40 mil migrantes cruzaron a Canadá para buscar asilo por cruces no oficiales como la carretera de Roxham, que se encuentra en la frontera entre Quebec y Vermont.
A la luz de esta situación, el Acuerdo sobre Terceros Países Seguros figura en el orden del día de las conversaciones. El documento establece que los solicitantes de asilo deben buscar protección en el primer país al que ingresan, es decir, Canadá o EE.UU. Prohíbe a los refugiados entrar en Canadá desde Estados Unidos por los pasos fronterizos terrestres oficiales.
Sin embargo, la carretera de Roxham no es un cruce oficial, lo que significa que los migrantes que lo atraviesan aún pueden buscar protección en Canadá. Como consecuencia, la provincia de Quebec se convirtió en un punto de entrada masificado para los flujos de refugiados.
Al respecto, Trudeau señaló que la única forma de cerrar la ruta de Roxham y los pasos fronterizos informales es mediante la renegociación del citado acuerdo. No obstante, no se trata de un problema fácil de resolver, ya que la frontera entre ambos territorios es la más larga del mundo, de casi nueve mil kilómetros con muchos accesos no oficiales.
Por activar el flujo comercial
La activación del flujo comercial entre Canadá y EE.UU. es importante para ambos países. Sus relaciones comerciales exponen muchas diferencias, incluida deducciones fiscales adicionales por parte estadounidense para los coches eléctricos fabricados por trabajadores locales, la tributación de Canadá a las corporaciones de tecnología con sede en el país, y los aranceles estadounidenses sobre la madera blanda y paneles solares.
A finales de 2021, Trudeau instruyó a las autoridades económicas del país a adoptar una postura más dura en temas comerciales frente a las crecientes disputas con EE.UU.
Sin embargo, estos desencuentros se han visto eclipsados por los grandes desafíos globales que enfrentan ambos países. Por lo tanto, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) es una piedra angular de los esfuerzos de Washington y Ottawa por promover una cooperación en beneficio mutuo.
Canadá desea fortalecer la cooperación con EE.UU. en materia de vehículos eléctricos, automóviles y minerales. Ese país depende en gran medida de las relaciones comerciales con la nación vecina. Estos vínculos son especialmente importantes en medio de la volátil situación mundial, incluido el conflicto de Ucrania.
Según estadísticas, el año pasado el intercambio de bienes y servicios entre las dos naciones totalizó mil millones de dólares canadienses (cerca de 770 millones de dólares estadounidenses), ubicando a Canadá como el mayor socio comercial de EE.UU. Las empresas canadienses en el país vecino han contratado a cerca de 634 mil trabajadores locales.
Por otro lado, el impulso comercial de América del Norte ayudará a los países de la región a aminorar su dependencia de las importaciones de otras partes del planeta, especialmente los componentes semiconductores de países asiáticos.
A raíz de la pandemia del Covid-19 en 2020, la producción industrial en EE.UU, Canadá y México se ralentizó considerablemente debido a la interrupción de la cadena de suministro de repuestos electrónicos, sobre todo de las naciones asiáticas, lo que perjudicó enormemente el Producto Interno Bruto de esos mayores productores industriales del mundo.
Tanto EE.UU. como sus dos vecinos anunciaron un plan de fortalecimiento de la industria de semiconductores en América del Norte con medidas concretas encaminadas a establecer estándares operativos y estaciones de carga de vehículos eléctricos a lo largo de las fronteras internacionales, además de desarrollar el mercado de hidrógeno limpio.
Los tres países se comprometieron a reducir las emisiones de metano procedentes de los residuos sólidos y las aguas residuales en al menos un 15 por ciento para 2030, con respecto a los niveles de 2020. Sobre la transición hacia energías limpias y minerales estratégicos, Canadá enfrenta retos derivados de la Ley estadounidense de Reducción de la Inflación, que subvenciona con miles de millones de dólares la producción de baterías para vehículos eléctricos en el territorio vecino.
Esta medida lesiona los intereses de las empresas canadienses porque desarrollar la producción de vehículos eléctricos es una prioridad para su gobierno. Canadá permitió recientemente al fabricante de automóviles europeo Volkswagen montar una planta de baterías para coches eléctricos en el país. Si la cuestión se solventa con éxito, es posible que los productos fabricados en Canadá también puedan ingresar al mercado estadounidense.
A pesar de algunos problemas pendientes y una serie de cuestiones importantes en las relaciones estratégicas y de apoyo reciproco entre esos dos países vecinos y aliados, ambos están aprovechando cada oportunidad para mejorar sus relaciones. En medio de las crecientes incertidumbres globales, las dos potencias continúan trabajando para defender sus valores comunes.