Nguyen Van Thao, quien también es embajador de Vietnam en Bélgica, describió el EVFTA como un hito en la cooperación entre su país y la Unión Europea (UE), especialmente en un contexto global marcado por retos como las secuelas de la pandemia del Covid-19, conflictos geopolíticos, el auge del proteccionismo y las restricciones al libre comercio.
A pesar de estas dificultades, el acuerdo ha demostrado su eficacia, posicionando a Vietnam como el principal socio comercial de la UE en el Sudeste Asiático y situando a la UE como el cuarto socio comercial más importante para Vietnam a nivel global. Sectores como la electrónica, la confección y el calzado han impulsado el ascenso del país en la cadena global de valor.
El embajador resaltó especialmente el sector agroforestal y pesquero, donde los productos vietnamitas han ganado terreno en el mercado europeo. Más allá de eso, estos sectores tienen un impacto socioeconómico significativo, sobre todo en las zonas rurales, apuntó.
Aunque el EVFTA ha generado avances notables, Vietnam aún debe redoblar esfuerzos para aprovechar todo su potencial. Al ser uno de los dos únicos países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) con un Tratado Libre de Comercio firmado con la UE, junto con Singapur, Vietnam goza de una “ventana privilegiada” para fortalecer su presencia en el exigente, pero lucrativo mercado europeo, aseguró.
Los beneficios del tratado no se limitan a las exportaciones, sino que también abren la puerta a inversiones europeas de calidad, fundamentales para el desarrollo sostenible de Vietnam. Estas inversiones ayudarán al país a adaptarse a tendencias globales como la mitigación del cambio climático, la transición hacia una economía verde, la transformación digital y el aumento de los estándares ambientales, destacó.
En opinión del diplomático, el EVFTA facilita un comercio más diversificado, la expansión de las cadenas de suministro y un papel regional más relevante para Vietnam, y lo consideró como una “vía rápida” para fortalecer los lazos económicos. Sin embargo, advirtió a las empresas vietnamitas que deben dominar las complejas normativas, entender las preferencias de los consumidores y construir redes de colaboración en Europa para sacar el máximo provecho del acuerdo.