Se trata de una señal positiva demostrando que la economía de Vietnam ha continuado manteniendo una base macroeconómica sólida, incluso cuando el contexto comercial internacional se ve incierto, destacó la entidad.
La OCDE evaluó que en 2025 la economía del país indochino ha registrado un fuerte repunte al contar con un crecimiento interanual del PIB de 8,2 por ciento en el tercer trimestre. Los principales impulsores han seguido siendo el consumo final, la acumulación de activos fijos y las exportaciones de bienes y servicios.
Sin embargo, también señaló que se prevé que la demanda externa se debilite en 2026, lo que presionará las exportaciones, uno de los pilares del crecimiento de Vietnam. Al ser una economía altamente abierta, la nación sudesteasiática sigue siendo vulnerable a las fluctuaciones de las políticas internacionales.
Como aspecto positivo, se espera que el consumo privado mantenga un poder adquisitivo estable gracias a los salarios reales y al aumento del empleo, valoró.
Sin embargo, el ajuste previsto del impuesto sobre el valor añadido (IVA) en 2027 podría provocar una desaceleración del consumo a corto plazo y por otro lado, la inflación se prevé aumentar, debido a la sólida demanda interna y al impacto puntual del ajuste del IVA.
Según la OCDE, la inversión pública –especialmente después de los periodos de lento desembolso– seguirá siendo un importante punto de apoyo para el impulso del crecimiento.
En el futuro, la promoción de la inversión pública seguirá brindando apoyo a la economía vietnamita para que se acerque al objetivo de crecimiento del ocho por ciento en 2025.
Con el fin de mantener el ritmo del crecimiento a largo plazo, la OCDE recomendó que Vietnam fortalezca las reformas institucionales, especialmente en áreas relacionadas con la productividad y la calidad del crecimiento.
En concreto, hizo hincapié en la importancia de perfeccionar el marco de la política monetaria sobre la base de las señales del mercado, ayudando a mejorar la asignación de capital y aumentar la resiliencia del sistema financiero; continuar abriendo el mercado de servicios, reduciendo las barreras de entrada para los inversores extranjeros y promover la competencia entre las empresas privadas y estatales, entre otros.
Resulta necesario crear incentivos para reducir el tamaño de la fuerza laboral informal –que actualmente representa alrededor de dos tercios de la fuerza laboral– para ampliar la cobertura del bienestar social y aumentar la productividad general de la economía y ayudar a las empresas a participar más profundamente en la escala de alto valor de la cadena de suministro global.
Aunque el crecimiento económico vietnamita se prevé desacelerar en los próximos dos años, la OCDE todavía considera al país entre las economías de más rápido crecimiento en Asia.
Con anterioridad, el Banco británico HSBC elevó la previsión de la tasa del crecimiento de Vietnam para 2025 y 2026 al 7,9 por ciento y 6,7 por ciento respectivamente, la más alta en la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean).
Mientras el banco Standard Chartered pronosticó que Vietnam registrará aumentos económicos de 7,5 por ciento en 2025 y 7,2 por ciento en 2026.
