El nuevo Gobierno surcoreano está responsabilizado con timonear el país en un contexto mundial marcado por la grave crisis del coronavirus y los altos precios de los alimentos y la energía. La economía de Corea del Sur pasa por una ralentización récord, la tasa de paro en ascenso y una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres.
En el frente político se observa igualmente una profunda división, reflejada en los desencuentros entre las dos mayores fuerzas del país, el Partido del Poder Popular (el de Yoon) y el Partido Democrático (DP). Una buena cantidad de políticas del nuevo gabinete podría enfrentar obstáculos porque el DP ocupa la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional.
Durante dos años bajo el impacto del Covid-19, la economía surcoreana sufrió de las restricciones, el distanciamiento social y las rupturas en las cadenas de suministro. Las empresas encararon una dificultad tras la otra, por lo que varias organizaciones revisaron a la baja sus previsiones de crecimiento para 2022.
La tarea prioritaria del flamante Gobierno es aprobar un presupuesto adicional de hasta 28 mil millones de dólares para subsanar los daños ocasionados por la pandemia a los vendedores minoristas. Otro compromiso consiste en impulsar la economía de mercado enfocada en las empresas; apoyar la recuperación del ecosistema industrial, originalmente afectado por las políticas de electricidad nuclear, y mejorar la sostenibilidad del mercado financiero.
La nación de Asia Oriental continuará aprovechando sus fortalezas, pues se ha fijado el objetivo de dar grandes saltos por vía de las industrias estratégicas del futuro como las de chips semiconductores e Inteligencia Artificial, en un intento de convertirse en una de las cinco potencias mundiales (G5) en ciencia y tecnología. Proyecta aumentar las exportaciones de chips a 170 mil millones de dólares para 2027, fomentar un avance simultáneo de la industria y el comercio, y promover la creatividad en respuesta a la crisis de las cadenas de suministro.
En aras de acrecentar la influencia internacional de Corea del Sur al nivel de su estatus económico, el nuevo Gobierno continuará fortaleciendo la alianza estratégica integral con Estados Unidos, así como reforzar el apoyo mutuo en mecanismos multilaterales como el Cuarteto (un mecanismo de consulta cuadrilateral entre Estados Unidos, Japón, Australia y la India) para solicitar la membresía oficial.
Respecto al tema nuclear en la península de Corea, las prioridades incluyen estimular la “desnuclearización completa y verificable” y la normalización de las relaciones intercoreanas. En especial, Yoon Suk-yeol propuso reactivar la economía de Corea del Norte con un “plan audaz” y mejorar la calidad de vida de ese pueblo si Pyongyang se desnucleariza.
Con la intención de mejorar las relaciones con Japón, el presidente electo surcoreano envió a Tokio una delegación de consultas políticas encabezada por el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Chung Jin-suk, en beneficio de los dos países. Seúl aboga por reajustar sus vínculos con China sobre la base del respeto mutuo y la consideración de la competencia estratégica entre Estados Unidos y ese socio no como un desafío, sino como una oportunidad factible de aprovechar en función del desarrollo.
El flamante Gobierno también otorga importancia a la unidad del pueblo y por guiar al país afuera de la crisis hacia un crecimiento rápido y sostenible. Con esos planes de acción drásticos, Corea del Sur espera superar las actuales dificultades y conseguir sus metas de desarrollo.