Rusia es el mayor exportador de trigo del mundo, y Ucrania el quinto. Juntos, proporcionan el 19 por ciento del suministro mundial de cebada, el 14 por ciento de trigo y el cuatro por ciento de maíz, lo que supone más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales.
También son los principales proveedores de colza y representan el 52 por ciento del mercado mundial de exportación de aceite de girasol. Como resultado, el aumento de las sanciones entre Rusia y Occidente y las perturbaciones de la cadena de suministro y la logística de la producción de cereales y semillas oleaginosas de Ucrania y Rusia, así como las restricciones a las exportaciones rusas, tendrán importantes repercusiones para la seguridad alimentaria.
Esto es especialmente cierto en el caso de unos 50 países que dependen del 30 por ciento o más de su abastecimiento de trigo de Rusia y Ucrania. Muchos de ellos son países menos adelantados o de bajos ingresos y con déficit de alimentos de África septentrional, Asia y el Cercano Oriente. Muchos países de Europa y Asia central dependen de Rusia para obtener más del 50 por ciento de su suministro de fertilizantes, y la escasez allí podría extenderse hasta el próximo año.
Las probables alteraciones en las actividades agrícolas de estos dos grandes exportadores de productos alimenticios básicos podrían agravar seriamente la inseguridad alimentaria en todo el mundo. La FAO advirtió que hasta el 30 por ciento de los cultivos en Ucrania no se plantarán ni cosecharán este año debido al conflicto.
Según estimaciones de dicha organización, las hostilidades en Ucrania exacerban la desnutrición a nivel mundial. Los precios mundiales de los alimentos podrían aumentar entre ocho y 20 por ciento. El número de personas subalimentadas en todo el mundo podría superar entre 8 y 13 millones en 2022 y 2023. Los ejecutivos de agronegocios opinan que los consumidores de todo el mundo sentirán el impacto de la crisis de Ucrania debido al aumento de los precios de los alimentos e importantes interrupciones en las cadenas de suministro.
John Rich, presidente ejecutivo del principal proveedor de alimentos de Ucrania, MHP, mostró su preocupación por la temporada de cultivo de primavera, que es fundamental no sólo para el abastecimiento interno de Ucrania, sino también para la provisión de cereales y aceite vegetal en el mundo. Destacó que el conflicto actual tiene un gran impacto en las exportaciones de Ucrania y Rusia al mundo. Los precios de las materias primas se han disparado después de la campaña militar rusa en Ucrania.
También advirtió sobre una "espiral inflacionaria" en los precios del trigo, el maíz y otras materias primas, que ya estaban elevados antes de las tensiones en Ucrania provocadas por la sequía y el aumento de la demanda por la recuperación de las economías tras la pandemia de la Covid-19.
Frente al sombrío futuro del panorama de la seguridad alimentaria, la FAO propuso algunas recomendaciones de políticas para garantizar la seguridad alimentaria mundial, mantener fluido el comercio mundial de alimentos y fertilizantes, así como diversificar el suministro de alimentos. Los gobiernos deben expandir las redes de seguridad social para apoyar a los grupos vulnerables, además de evitar respuestas políticas particulares sin considerar su impacto potencial en los mercados internacionales, agregó.
Resaltó que es necesario fortalecer la transparencia del mercado y el diálogo para ayudar a los gobiernos e inversores a tomar decisiones en medio de la volatilidad del mercado de productos básicos agrícolas. Mientras tanto, el presidente del Banco Mundial, David Malpass, instó a las personas y empresas a no acaparar alimentos y combustible. Mostró su esperanza en que los productores de todo el mundo reaccionen de forma fuerte para aumentar la oferta y satisfacer la demanda real.
También pronosticó que los suministros de alimentos fuera de Rusia y Ucrania aumentarán de manera considerable, lo que reducirá el impacto de la escalada de precios y ayudará a sostener la recuperación económica. Enfatizó que lo que se debe hacer en la situación actual no es comprar alimentos para almacenar, sino que todos los ciudadanos deben ser conscientes de que la economía mundial es muy dinámica y reaccionará adecuadamente para garantizar un abastecimiento adecuado.