El 10 de diciembre fue proclamado por la ONU como el Día Internacional de los Derechos Humanos porque hace 73 años, en una fecha como esa, la Asamblea General adoptó y promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el primer documento completo a escala mundial sobre derechos humanos y también uno de los logros más importantes de la ONU.
Según el organismo internacional, el núcleo de los derechos humanos son la igualdad y la no discriminación. Estos son también los principios centrales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la que la ONU promueve soluciones a las raíces de la discriminación que afectan a las personas más vulnerables en la sociedad, como mujeres y niñas, pueblos indígenas, migrantes y personas con discapacidad.
Durante las últimas décadas, los esfuerzos para proteger y promover los derechos humanos han alcanzado muchos logros, pero la desigualdad persiste, entre y dentro de los países. La pandemia de Covid-19 ha exacerbado la desigualdad, lo que ha provocado hambruna, pobreza y discriminación en muchos lugares.
La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, presentó cifras asombrosas sobre la brecha en el acceso a las vacunas antiCovid-19.
Hasta principios de diciembre, solo el ocho por ciento de los adultos de los países de ingresos bajos recibieron una dosis, en comparación con el 65 por ciento de los países de ingresos altos. Bachelet destacó que el aumento repentino de la infección, especialmente la reciente aparición de la variante Ómicron, es una demostración concreta de las consecuencias de la desigualdad en el acceso a las vacunas. Las nuevas cepas como Ómicron presentan un mayor riesgo de propagación en la comunidad, sobre todo en núcleos poblacionales no vacunados.
La pandemia también amplía la brecha entre ricos y pobres. De hecho, mientras la pobreza es más acentuada en países con baja cobertura de bienestar social, los multimillonarios acrecientan su riqueza por día.
El informe del Fondo de la ONU para la Infancia, publicado recientemente, mostró que el Covid-19 ha empujado a la pobreza a otros 100 millones de niños en todo el mundo. Por otro lado, un informe realizado por la red de científicos sociales sobre la desigualdad global reveló que el patrimonio neto de los multimillonarios de todo el planeta copaban el 3,5 por ciento de la riqueza global, un fuerte aumento frente al dos por ciento en el período anterior a la pandemia de Covid-19.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU enfatizó que garantizar los derechos humanos debe estar en el centro de los esfuerzos mundiales en la era posCovid-19. Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo. La pandemia del Covid-19 es una crisis global y, por lo tanto, requiere una respuesta global unificada. La falta de equidad en el acceso y distribución de vacunas solo prolonga la enfermedad, con un nivel más peligroso.