Libia no pudo celebrar las elecciones presidenciales y parlamentarias previstas para finales del año pasado debido al profundo desacuerdo entre las facciones políticas sobre la base constitucional para celebrar los comicios nacionales, así como sobre el reglamento para la elección del candidato.
Los principales contendientes de las elecciones son el primer ministro Abdul Hamid Dbeibah y el presidente de la Cámara de Representantes, Aguila Saleh. El Parlamento, encabezado por Saleh, tiene su sede en la ciudad oriental de Tobruk, mientras que el Gobierno de Unidad Nacional (GNU) de Dbeibah tiene su sede en Trípoli, en el oeste. Tras el retraso de las elecciones, los opositores políticos de Dbeibah declararon que el mandato del GNU había terminado.
En un esfuerzo por reemplazar a Dbeibah, el Parlamento anunció los criterios para seleccionar a los candidatos para el puesto de primer ministro interino. En consecuencia, la persona seleccionada debe comprometerse a no presentarse a las futuras elecciones, tener solo la nacionalidad libia y recibir el apoyo de al menos 25 diputados.
El máximo dirigente legislativo libio enfatizó que el GNU ya llegó a su fin no aceptará ningún argumento para sostenerlo. Afirmó que el Parlamento y el Alto Consejo de Estado de Libia no podrán volver a redactar la Constitución y que este trabajo debe confiarse a expertos legales.
El proceso electoral es parte de una hoja de ruta política adoptada por el Foro de Diálogo Político libio, bajo los auspicios de la ONU. El retraso de las elecciones no solo afecta al proceso de paz en la nación norteafricana, sino que también pone de manifiesto los grandes desafíos y los profundos desacuerdos entre las facciones que se interponen en el camino de la votación, que es crucial para poner fin a la crisis de 10 años en este país.
Las elecciones presidenciales y parlamentarias en Libia atraen la atención de la comunidad internacional. Con la preocupación sobre los riesgos impredecibles generados por el retraso de la votación, la ONU pidió a todas las partes construir un nuevo cronograma para celebrar las elecciones presidenciales, en lugar de una remodelación del Gobierno.
La asesora especial del secretario general de la mayor organización mundial para Libia, Stephanie Williams, destacó que este país no necesita un período de transición prolongado y que todas las partes deben concentrarse en el proceso de votación. También reiteró que cualquier propuesta debe tener en cuenta los deseos de los dos millones 500 mil votantes libios.
El embajador de Estados Unidos y el encargado de negocios de Rusia en Libia se reunieron en Túnez para debatir sobre la posibilidad de recuperar el proceso electoral en la nación. El diplomático estadounidense también sostuvo llamadas telefónicas con el presidente del Consejo Presidencial, el líder de la Asamblea Nacional y el jefe del Alto Consejo de Estado Superior libio para intercambiar sobre los últimos acontecimientos en el país y el futuro de las elecciones.
Todos los países destacaron la necesidad de mantener el proceso electoral e impulsar el proceso político en Libia. Mientras tanto, las naciones vecinas argumentan que es necesario apoyar una solución interna a la crisis y evitar cualquier forma de injerencia extranjera en los asuntos del país norteafricano.
Después de más de diez años de guerras y conflictos, junto con el furor de grupos armados y terroristas, Libia cayó en una grave inestabilidad. En el contexto de muchos factores de riesgo potenciales para el proceso político, además de las necesarias concesiones entre las facciones del país, es importante detener la intervención exterior, en la que todas las fuerzas extranjeras y mercenarios deben retirarse del territorio libio. Solo cuando se celebren elecciones para elegir a los líderes que satisfagan las aspiraciones de los pobladores, Libia saldrá de la crisis y devolverá al otrora país "dorado" a la trayectoria del desarrollo.