Reto colosal para Europa

La ola de refugiados hacia la Unión Europea (UE) y el Reino Unido siguen al alza pese a la complicada evolución de la pandemia de Covid-19. A fin de evitar la repetición de la tragedia migratoria de 2015, los países europeos intensifican las coordinaciones, pero subsisten profundas discrepancias para encontrar una solución común.

Refugiados afganos en la zona fronteriza entre Croacia y Bosnia-Herzegovina.
Refugiados afganos en la zona fronteriza entre Croacia y Bosnia-Herzegovina.

Un informe publicado por la Oficina Europea de Estadísticas (Eurostat) muestra que el número de solicitantes de refugio en los países de la UE volvió a dispararse y alcanzó el mismo nivel registrado en periodos previos al brote de la pandemia de Covid-19. En septiembre último, 60 mil 800 personas solicitaron por primera vez la condición de refugiado en esa región, un aumento interanual del 58 por ciento y equivalente a la cifra de febrero de 2020.

Alemania es el mayor destino de los migrantes, seguido de Francia, Italia y España. El Reino Unido también constituye una “tierra prometida” al triplicar en 2021 el número de inmigrantes desde Francia a través del canal de la Mancha, más de 27 mil, el más alto hasta la fecha. En paralelo con los crecientes cruces ilegales de fronteras, aumentaron las muertes durante esas peligrosas travesías.

Para cortar ese flujo migratorio, los dirigentes del Reino Unido y Francia abogaron por cerrar filas. Ratificaron la importancia de coordinar estrechamente con los países vecinos, incluidos Bélgica y los Países Bajos, así como con otros del continente si esperan solventar efectivamente la cuestión.

El Gobierno belga informó que la UE le proveerá 150 contenedores para ayudar a mejorar la capacidad de recepción a solicitantes de refugio del país, sometido a grandes presiones por el fuerte aumento de peticiones de los afganos. Según la Oficina Europea de Apoyo al Asilo, además de Bélgica, este organismo presta asistencia a España, Chipre, Grecia, Italia, Letonia, Lituania y Malta.

Pero al margen de las acciones conjuntas para impedir la referida ola, hay una profunda discrepancia entre los Estados miembros de la UE.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, criticó con dureza el bloqueo de los presupuestos impuesto por la UE sobre Budapest y recalcó que seguirá ejecutando estrictas normas de inmigración. La reacción se produjo tras la declaración de ejecutivos de la UE que al lado de Polonia, sería poco posible para Hungría recibir las primeras asignaciones del Fondo de dicha agrupación para la Recuperación pospandemia.

La razón radica en las controversias relacionadas con la democracia en el país magiar y las medidas de su Gobierno en respuesta a la migración.

Orban aseveró que Hungría mantendrá el pulso firme en esta cuestión y censuró a la vez que las políticas de la UE se han tornado obsoletas frente a la desbordante ola de asilo desde 2015. El Tribunal Constitucional de Hungría hizo público un veredicto según el cual el Estado tiene potestad para tomar sus propias iniciativas en aquellas áreas en las que la UE no ha tomado las medidas adecuadas para implementar las normas comunes.

Budapest también refutó la decisión del Tribunal de Justicia de la UE de que había incumplido las regulaciones del mecanismo sobre el trato a los migrantes al expulsarlos a la frontera con Serbia.

Compelida a frenar la situación incluso fuera de sus fronteras, Hungría pidió un pronto apoyo de la UE para Turquía en la gestión de migrantes de acuerdo con los compromisos al respecto, pues Ankara juega un papel importante en “bloquear desde río arriba” esa ola, ayudando a proteger Europa.

El mismo continente se somete a presiones jamás vistas en el tema, incluidas la salvaguardia de la frontera sureña húngara compartida con Turquía. El país danubiano exhortó a la UE a transferir los seis mil millones de euros comprometidos a Ankara, así como respaldar el amparo de su línea limítrofe frente a dichas llegadas.

Mientras, esa nación transcontinental, considerada un “punto de control” del asilo a la UE, notificó que desde 2014 maneja actualmente el mayor número de migrantes en el mundo, sobre todo después desde el éxodo desde Afganistán.

El colosal reto exige de toda Europa tanto intensificar la coordinación y la solución del descuerdo interbloque, como cooperar con el Reino Unido y Turquía para enfrentar la afluencia de refugiados al Viejo Continente.