Con el 89,6 por ciento de los votos a favor, El-Sisi obtuvo una abrumadora victoria sobre otros candidatos. El presidente del Partido Popular Republicano, Hazem Omar, quedó en segundo lugar con un 4,5 por ciento; el titular del Partido Socialdemócrata Egipcio, Farid Zahran, en el tercer puesto con un cuatro por ciento, y el líder del partido Wafd, Abdel-Sanad Yamama, en cuarto lugar, con un 1,9 por ciento. Con esta victoria, El-Sisi seguirá gobernando el país hasta mediados de 2030.
La victoria de El-Sisi no fue una sorpresa dados los logros y la reputación que ha construido en los últimos dos mandatos. Superando períodos de inestabilidad, Egipto ha mantenido su situación política y seguridad interna en medio de fluctuaciones y conflictos en la región. En declaraciones por televisión, en mandatario egipcio expresó su profundo agradecimiento a los ciudadanos que participaron en las elecciones en un momento crítico para el país.
Sin embargo, en el próximo sexenio, los dirigentes de la nación norteafricana deberán afrontar serios desafíos, especialmente dadas las sombrías perspectivas económicas del país. Al igual que cualquier otra economía del mundo, la inherentemente frágil economía de Egipto se ha visto muy afectada en los últimos años por la pandemia del Covid-19 y las consecuencias del conflicto en Ucrania.
El más reciente informe del Instituto de Finanzas Internacionales prevé que la economía egipcia crezca 3,3 por ciento en el año fiscal 2023-2024, inferior al 3,8 por ciento registrado en 2022-2023. El informe también señaló una serie de factores que podrían causar una disminución de las exportaciones egipcias, como el aumento de la inflación, la escasez de divisas, las tensiones geopolíticas y las interrupciones en el suministro de productos químicos.
La inestabilidad regional, especialmente los conflictos en Libia, Gaza y Sudán, han creado problemas de seguridad para Egipto. En particular, el conflicto entre Hamás e Israel ha afectado en gran medida a los países vecinos y podría causar un desplazamiento masivo de refugiados hacia la península del Sinaí. La escalada de los combates amenaza con destruir la seguridad y la paz de toda la región y con toda seguridad afectará el entorno de inversión, así como las políticas de desarrollo de Egipto.
La superpoblación es uno de los principales desafíos que enfrenta el país. El jefe del Consejo Nacional de Población (CNP), Tarek Tawfik, alertó que la población nacional será de 142-157 millones de personas en 2050, lo que creará una gran presión sobre el sistema de infraestructura de transporte, la atención sanitaria, la educación, el medio ambiente y la vivienda.
Según el funcionario, la mayoría de las campañas de control de la natalidad se centran en las gobernaciones de El Cairo y Delta. Como resultado, el Alto Egipto y las provincias fronterizas tienen las tasas de natalidad más altas. A lo largo de los años, Egipto ha implementado numerosas medidas destinadas a frenar la superpoblación.
Neven Othman, miembro del Consejo Nacional para la Infancia y la Maternidad, consideró que el crecimiento demográfico potenciará los recursos humano si va acompañado de crecimiento económico y buenas inversiones. Además, Egipto todavía está intentando resolver la cuestión de la seguridad hídrica vinculada con la Gran Presa del Renacimiento, construida en el Nilo Azul.
Los líderes del mundo y de los partidos nacionales felicitaron a El-Sisi por su reelección y enfatizaron que los resultados electorales reflejan la confianza del pueblo egipcio en el futuro del país bajo su dirección. En el futuro, los líderes de la nación norteafricana deberán esforzarse por reformar la economía, reforzar la lucha contra el terrorismo y participar activamente en el manejo de las crisis para garantizar la estabilidad en la región.