Una responsabilidad pesada para próximo presidente de Irán

Más de 59 millones de iraníes acudirán este viernes 18 de junio a las urnas para elegir al sucesor de Hassan Rouhani, quien terminará sus dos mandatos al frente del país.

El presidente de Irán,Hassan Rouhani.
El presidente de Irán,Hassan Rouhani.

Esos comicios se consideran una “prueba” en medio de la creciente tirantez de las relaciones entre Irán y Occidente, así como la manera de solucionar la crisis económica que sufre la nación en los últimos años. Además, tienen un significado decisivo en los siguientes pasos en las negociaciones nucleares que está llevando a cabo Irán.

En la carrera por la presidencia participan siete candidatos aprobados por el Consejo de Guardianes, el organismo responsable de supervisar las elecciones. Sin embargo, a pocos días de las presidenciales renunciaron tres. Dos de ellos son considerados de la línea dura, el ex negociador nuclear, Saeed Jalili, y el ortodoxo Alireza Zakani, mientras el tercero el ex vicepresidente Mohsen Mehralizadeh, era el único de proyección reformista.

Entre los demás candidatos se observa una competencia entre el ministro de Justicia, Ebrahim Saisi, de línea dura, y el moderado Abdolnasser Hemmati, exgobernador del Banco Central.

Las decimoterceras elecciones presidenciales de Irán se llevan a cabo luego de dos mandatos del pragmático Rouhani, quien dirigió a su país en las negociaciones nucleares con las potencias mundiales y alcanzó un acuerdo histórico en 2015, el llamado Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).

Estados Unidos abandonó el tratado en 2018 y aplicó una serie de importantes sanciones adicionales contra Teherán que causaron una grave crisis en la economía de la nación musulmana.

El gobierno iraní mantuvo una dura política en los comportamientos con el Occidente. De un lado, exigió resueltamente a Estados Unidos levantar incondicionalmente las sanciones antes de la reanudación de las negociaciones. De otro lado, aumentó el enriquecimiento de uranio, excediendo el nivel permitido en virtud del acuerdo nuclear firmado entre Irán y las potencias del grupo P5 + 1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania), en respuesta a la política de "máxima presión" del gobierno estadounidense bajo el mandato del ex presidente Donald Trump.

En tal sentido, la elección de candidatos moderados o de línea dura en esta ocasión reflejará la voluntad de los votantes. Elegir a un intransigente significaría que la mayoría apoya el enfoque de tolerancia cero en el asunto nuclear a pesar de la presión occidental, mientras la elección de un moderado expresará la esperanza del pueblo iraní sobre un cambio destinado a brindar un mejor futuro para la economía del país.

Sin embargo, la realidad muestra que será difícil cambiar la posición de Irán sobre las negociaciones nucleares en curso con las principales potencias, sin importar quién asumirá la presidencia.

La posición consecuente de Irán en el proceso de resolución del "expediente nuclear" es no hacer concesiones a la presión occidental. Aunque el presidente es quien gobierna y ejecuta las políticas, quien tiene la última palabra es el líder supremo, ayatolá Ali Khamenei, comprometido a resistir la presión de Occidente sobre Teherán.

Khamenei llamó a los votantes a acudir a las urnas el viernes para mostrar la fuerza de la unidad nacional frente a la presión extranjera sobre la República Islámica.

Dadas las actuales dificultades en las negociaciones nucleares, el director general de la Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Mariano Grossi dijo que la reactivación del JCPOA debe posponerse hasta después de la formación de un nuevo gobierno. Según lo programado, el presidente Rouhani finalizará su mandato el 3 de agosto y la nueva administración iraní prestará juramento a mediados de ese mes.

En la plataforma electoral, los candidatos presidenciales iraníes se comprometieron a luchar contra la corrupción, dar prioridad a la producción, promover la privatización, fortalecer la gestión del mercado, crear más empleos, recuperar la economía y explotar el potencial disponible para el desarrollo.

Ante grandes desafíos en asuntos internos como externos, el próximo presidente tendrá que asumir una gran responsabilidad, que es la reforma económica, sacando al país de la peor crisis provocada por las sanciones actuales y mantener la posición de Irán en la región y el mundo.