La Cumbre Estados Unidos – Rusia fue propuesta por Biden en un diálogo telefónico con Putin el pasado abril, pero la hora y el lugar no se fijaron hasta finales de mayo. Este primer encuentro entre los dos líderes llamó la atención de la opinión pública internacional en el contexto de las crecientes tensiones entre ambas partes y las represalias.
Con el compromiso de volver a situar a Estados Unidos en la órbita de la cooperación internacional, el 46º presidente del país norteamericano prometió impulsar el diálogo y resolver las trabas en los vínculos con la nación euroasiática tras un largo tiempo de enfriamiento.
Sin embargo, excepto por la decisión de prorrogar el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), el proceso de mejorar las relaciones y reducir las diferencias entre los dos países parece estancarse en la línea de partida desde hace muchos meses. Por otro lado, han crecido las tensiones también debido a las acusaciones relacionadas con las elecciones y los ciberataques en Estados Unidos, o en torno a una figura de la oposición en Rusia. Los desencuentros llevaron a enfrentamiento verbal y represalias, lo que provocó que los nexos bilaterales cayeran a su nivel más bajo en las últimas décadas.
En ese contexto, la necesidad de rescatar las relaciones se vuelve urgente y las señales de ambos lados muestran el deseo de revertir la tendencia confrontacional. De hecho, el plan para la primera Cumbre entre Biden y Putin se estableció tras una serie de movimientos diplomáticos “rompehielos”.
Después del primer diálogo telefónico entre los dos presidentes en abril, los cancilleres de los dos países sostuvieron su primer encuentro al margen de la Cumbre del Consejo Ártico. Con el objetivo de favorecer el desarrollo del evento de alto nivel, ambas partes han ejercido la moderación en sus declaraciones, y se comprometieron a dialogar para una mayor comprensión, respeto e igualdad.
Se espera que la agenda de la Cumbre Estados Unidos – Rusia se centre en la situación actual y las perspectivas de las relaciones bilaterales, así como los temas candentes del mundo, incluidos el control de armas estratégicas globales, la interacción en la lucha contra la pandemia de Covid-19 y la coordinación en la solución de conflictos regionales. Moscú se comprometió a discutir todos los asuntos, con la condición de que el diálogo se base en la igualdad y el respeto mutuo. Mientras tanto, Washington afirmó el objetivo de buscar una relación más estable y predecible con Rusia.
No obstante, debido a la complejidad de los problemas y la diferencia de los puntos de vista, los dos líderes priorizarán los contenidos de cooperación factibles y efectivos. En una entrevista concedida a la red multimedia rusa Smotrim antes de la Cumbre, Putin dio a conocer que ambas partes prestan atención a varios temas de interés común, tales como la estabilidad estratégica y las armas nucleares, los conflictos y la protección del medio ambiente. La Casa Blanca también ofreció un abanico de posibilidades de cooperación con Rusia, incluidos el control de armas, la lucha contra el Covid-19, el cambio climático y la paz en Afganistán.
Expertos internacionales coinciden en que es poco probable que la Cumbre entre Estados Unidos y Rusia logre un gran avance o restablezca inmediatamente las relaciones entre los dos países. Sin embargo, el encuentro en Ginebra el 16 de junio se considera una oportunidad valiosa para que ambos líderes se escuchen entre sí, encuentren formas de reducir las discrepancias, promuevan intereses y encuentren los campos posibles de cooperación, en aras de construir una nueva trayectoria estable para las relaciones bilaterales.