Ramaphosa ha realizado la primera gran remodelación ministerial desde su reelección como mandatario en 2019, con el reemplazo de casi un tercio de los 28 ministros. El nuevo Gobierno también cuenta con 10 viceministros más y un panel de expertos encargado de fortalecer los servicios de seguridad.
Además de las cuestiones de personal, Ramaphosa ha anunciado una serie de cambios organizativos para garantizar que todos los sudafricanos tengan un acceso seguro y sostenible a los recursos hídricos, y fomentar las actividades de inteligencia del país de manera más efectiva en la protección de la seguridad e integridad nacional.
El dirigente estaba bajo presión para realizar cambios gubernamentales después de que la Unidad Especial de Investigación (SIU) destapó algunos indicios sospechosas en los contratos entre el Ministerio de Salud y el proveedor de servicios Digital Vibes. El escándalo provocó la dimisión del exministro Zweli Mkhize.
La demora en resolver los disturbios a principios de julio en las provincias de KwaZulu-Natal y Gauteng ha conllevado al creciente descontento popular, exigiendo al Gobierno que cambie su aparato organizativo.
El grupo de ministros a cargo de la seguridad y la defensa nacional fue criticado por ser incapaz de anticipar y controlar los disturbios, que dejaron cientos de muertos y miles de millones de rands en daños provocados por los saqueos y al vandalismo en todo el país. La economía de Sudáfrica resultó gravemente perjudicada.
Las autoridades sudafricanas aún están investigando las acciones violentas para llevar a los perpetradores ante la justicia. El presidente Ramaphosa dio a conocer que el Gobierno apoyará a las familias y empresas afectadas por los disturbios y se comprometió a no permitir que esto vuelva a suceder. Asimismo, gastará 67 millones 400 mil dólares más en reforzar la seguridad, afirmó.
Sin embargo, en medio de la complejidad de la pandemia de Covid-19, la disidencia sectaria, la brecha entre ricos y pobres y la tasa de criminalidad más alta del mundo siguen planteando grandes desafíos al Gobierno sudafricano, en sus esfuerzos por estabilizar la seguridad y recuperar su posición como motor económico de África.