La cita, coincidente con una disminución del número de infecciones con la variante Ómicron en los países desarrollados y un aumento en los menos desarrollados, se centra en debatir temas de actualidad como la inflación, la normalización de políticas y la transformación digital con el fin de apoyar a los miembros del grupo en la recuperación económica pos-Covid-19. Además, los delegados intercambiaron sobre el desarrollo y la estabilidad del mercado financiero global.
Una de las prioridades de Estados Unidos es instar a los países del grupo a hacer ajustes de políticas para adaptarse a las circunstancias de cada nación en desarrollo, en pos de garantizar una recuperación integral y cerrar las brechas en el acceso a las vacunas contra el Covid-19.
Las naciones en desarrollo enfrentan riesgos financieros cada vez mayores debido al impacto de la crisis desatada por el Covid-19 y los préstamos dudosos. En el "Informe sobre el desarrollo mundial 2022: Finanzas al servicio de la recuperación equitativa", el Banco Mundial advirtió que los riesgos pueden estar ocultos, dado que los balances de los hogares, empresas, bancos y Gobiernos están estrechamente interrelacionados.
La institución financiera internacional señaló que las deudas incobrables y ocultas obstaculizan el acceso al crédito de los hogares de bajos ingresos y las pequeñas empresas. Según el presidente del Banco Mundial, David Malpass, ese riesgo para los países en desarrollo es la crisis inflacionaria y el aumento de las tasas de interés debido a la inestabilidad financiera.
Una sombra se cierne sobre los sectores empresarial y financiero en muchos países en desarrollo, cuando el 46 por ciento de las empresas encuestadas en estas naciones corre el riesgo de morosidad.
Ante esta situación, el Banco Mundial recomienda a los países en desarrollo gestionar de manera proactiva las deudas incobrables, mejorar los mecanismos de quiebra y crear condiciones favorables para la reconciliación sin arbitraje judicial, y promover la condonación de la deuda.
En un contexto en que la mayor rigidez de las condiciones financieras y la inestabilidad de los mercados de deuda interna en muchos países en desarrollo dificultan la inversión privada y entorpecen la recuperación, el Banco Mundial pidió a los formuladores de políticas esforzarse por un entorno financiero más saludable.
Con el fin de ayudar a estabilizar las finanzas y reducir el impacto de la pandemia en la inversión y el mercado laboral, enfatizó Malpass, los gobiernos deben trabajar para que el acceso al crédito sea amplio y la asignación de capital se oriente al crecimiento. Esto permitirá que pequeñas empresas dinámicas y sectores con alto potencial de crecimiento aumenten la inversión y creen empleos.
Según los observadores, la diferencia en el ritmo de la recuperación pospandémica a nivel mundial lega al G20 la difícil tarea de formular políticas. Los encargados de esa labor deben advertir a los países emergentes que se preparen para los posibles impactos en el mercado causados por el endurecimiento de la política monetaria de las principales economías.