El llamado se produjo poco después de que el presidente interino de Siria firmara una Declaración Constitucional que sienta las bases legales para un período de transición de cinco años con el fin de reconstruir los sistemas político y legal del país.
Guterres afirmó que el conflicto que estalló en Siria en marzo de 2011 es uno de los más devastadores de la historia moderna, cuando las protestas pacíficas contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad se intensificaron rápidamente hasta convertirse en un conflicto en el que se vieron implicadas muchas facciones y potencias extranjeras.
Más de 500 mil sirios perdieron la vida. Se desplazaron más de 13 millones de personas, de las cuales alrededor de 6,7 millones buscaron refugio en países vecinos y en otros lugares. El conflicto ha causado una devastación generalizada, dejando ciudades en ruinas y sumiendo a la población siria en una terrible crisis humanitaria.
Una buena noticia para el pueblo sirio fue la aprobación por parte del presidente interino, Ahmed al-Sharaa, de la Declaración Constitucional, que sentó las bases jurídicas para un período de transición de cinco años con el objetivo de reconstruir el sistema político y jurídico del país.
El jefe de la mayor organización multilateral mundial apuntó que la matanza indiscriminada de civiles, la destrucción de hospitales, escuelas y viviendas han obligado al pueblo sirio a soportar penurias inimaginables y pidió poner fin a la violencia en Siria para garantizar un futuro más prometedor para su pueblo.
Guterres expresó su esperanza de que el Gobierno interino sirio mantenga su compromiso de construir una nueva Siria basada en unos cimientos inclusivos y creíbles para todo su pueblo, así como de promover la reconstrucción y la reconciliación, garantizando que todos los sirios, independientemente de su origen étnico, religión, afiliación política o género, puedan vivir con seguridad.
Asimismo, reafirmó la disposición de la ONU de trabajar con el pueblo sirio y apoyar una transición política inclusiva a fin de impulsar la recuperación nacional y sentar las bases para la reintegración de Siria a la comunidad internacional. También pidió a esta que apoyara al pueblo sirio en sus esfuerzos por lograr un futuro pacífico.
Apoyando lo expresado por el secretario general de la ONU, el Consejo de Seguridad de la organización emitió una declaración en la que insta a las autoridades interinas a proteger a todos los sirios, independientemente de su etnia o religión, y a exigir responsabilidades a quienes están detrás de los asesinatos masivos.
El Consejo de Seguridad respaldó la condena pública de la violencia por parte de las autoridades provisionales sirias y pidió que se adoptaran más medidas para prevenir el riesgo de una mayor escalada. La declaración también reafirmó su compromiso con la soberanía, la independencia, la unidad y la integridad territorial de Siria, y pidió a todos los países que respeten esos principios y se abstengan de realizar acciones o intervenciones que puedan desestabilizar aún más el país.
El Consejo de Seguridad destacó la importancia de la lucha contra el terrorismo en Siria y mostró su profunda preocupación por la amenaza directa de los combatientes terroristas extranjeros. Pidió a Siria que adopte medidas drásticas para hacer frente a esta amenaza.
Una buena noticia para el pueblo sirio fue la aprobación por parte del presidente interino, Ahmed al-Sharaa, de la Declaración Constitucional, que sentó las bases jurídicas para un período de transición de cinco años con el objetivo de reconstruir el sistema político y jurídico del país.
El documento, elaborado por un Comité Constitucional especializado, expresa la aspiración de construir una nueva Siria. Estipula que el presidente debe ser musulmán, y la Ley Islámica una de las principales fuentes legislativas con el objetivo de proteger la libertad de expresión, prensa, medios de comunicación y publicación; garantizar los derechos de propiedad de acuerdo con la Constitución; la igualdad en la educación y el empleo para las mujeres y crear condiciones para que las estas participen plenamente en la vida socioeconómica.
También propone reformas políticas y jurídicas. En concreto, se otorgarán a la Asamblea Nacional mayores poderes, como el derecho a citar e interrogar a ministros, a emitir mociones de censura o a limitar el poder del presidente.
Además, disuelve el actual Tribunal Constitucional, suprime los tribunales antiterroristas establecidos por el gobierno anterior y planea construir un nuevo sistema judicial durante el período de transición. La adopción de la Declaración Constitucional se considera un paso importante en la transición política de Siria para satisfacer los requisitos de un desarrollo estable a largo plazo que lleve a ese país del Medio Oriente hacia un futuro más prometedor.