Le Tuan Nghia es un pintor a quien le encanta dibujar los paisajes de Vietnam. Como propietario de una cafetería, había concebido pintar en las tazas de café con huevo desde que abrió su establecimiento en 2012. Pero debido al espacio limitado del sitio, y luego el brote de Covid-19, tuvo que cerrarlo, y no fue hasta 2021 que comenzó a llevar a cabo su idea, cuando abrió otra cafetería en su propia casa, en el No. 71 de Lan Ong en el barrio antiguo de Hanói.
Lo que quiero transmitir a través de cada taza de este café es un amor apasionado por Hanói. Espero que muchas personas vengan a disfrutarlo, especialmente los turistas extranjeros, para que puedan conocer mejor y amar más a Hanói, a través de esta especialidad.
-Le Tuan Nghia-
Una taza de café, para Tuan Nghia, no solo tiene que lucir estéticamente agradable, sino que la calidad también debe ser satisfactoria. Cada grano debe seleccionarse cuidadosamente y se requiere que el cantinero tenga experiencia en batir la crema de huevo durante un tiempo suficiente para que las yemas queden cremosas.
Primero se baten la yema y el azúcar para obtener una agradable espuma blanca. Luego, hábilmente el pintor vierte gotas calientes del café puro debajo de la crema que, al ser más ligera, flotará. La superficie de la crema de huevo debe manejarse con destreza para que no haya burbujas de aire y se cree una superficie perfecta para poder dibujar.
Con el fin de que las imágenes queden nítidas, el artista mezcla cacao en polvo con leche en una proporción adecuada para que el material flote en la superficie de la capa de crema de huevo. Luego utiliza una aguja para lograr trazos delgados porque el espacio para pintar es pequeño.
A través de sus hábiles manos, aparecen dentro de la taza lugares emblemáticos de Hanói, como la Torre de la Tortuga, la pagoda del Pilar Único, el Mausoleo del tío Ho… todos de forma muy clara y llamativa. El creador tarda unos 15 minutos en culminar un dibujo.
La cafetería Linh (Soldado) de Nghia se ha convertido en una de las direcciones que muchas personas vienen a disfrutar no solo por el sabor de la bebida, sino también por curiosidad ante el talento del propietario, que puede transformar una simple taza de café con huevo en una obra de arte de un Hanói en miniatura.
