La ministra anfitriona, Annalena Baerbock, resaltó la significación estratégica de la reunión en el contexto del conflicto en Ucrania, principal exportador mundial de cereales. Esa situación socava la seguridad alimentaria global, comentó, recordando que hay millones de toneladas de grano bloqueadas en el país de Europa Oriental.
La jefa de la diplomacia alemana advirtió sobre una crisis alimentaria, primero en África y Oriente Medio, como consecuencia del conflicto, pues hasta 25 millones de toneladas de cereales están bloqueadas en los puertos ucranianos. La crisis empeora bajo la influencia de las alteraciones climáticas.
De acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en 2021 Ucrania fue el tercer mayor exportador mundial de cebada y el quinto de trigo.
El G7 espera que Kiev se mantenga como uno de los mayores suministradores de cereales y que haya maneras de romper el “bloqueo” impuesto sobre las exportaciones desde allí. Canadá informó haber negociado con otros Estados del grupo el envío de barcos a los puertos de Rumania, un vecino de Ucrania, para solucionar los embarques de trigo hacia los mercados más dependientes del país eslavo.
Las prioridades de la nación norteamericana para el tiempo venidero incluyen las de hacer llegar el trigo ucraniano a mercados extranjeros, además de asegurar los almacenes de granos para las próximas cosechas. El primer ministro, Justin Trudeau, anunció que Ottawa está considerando medidas de apoyo a Kiev en el rubro, entre ellas despachar los productos por vía de los puertos danubianos, y que donará 25 millones de dólares al Programa Mundial de Alimentos (PMA) con miras a garantizar la seguridad alimentaria.
La Unión Europea, la Organización Mundial del Comercio y más de 20 países, incluido Estados Unidos, emitieron una Declaración Conjunta referente a la intensificación de la seguridad alimentaria global. Pusieron de relieve el carácter urgente e importante del mantenimiento del comercio y de que los mercados de productos agrícolas estén abiertos y predecibles.
Esto posibilitará un flujo ininterrumpido de alimentos, productos, servicios e insumos esenciales para la producción y el abastecimiento de bienes agrícolas y alimenticios. Los países se comprometieron a coordinarse para proveer alimentos básicos y productos nutricionales de forma plena, segura y accesible y a precios razonables.
Mientras, el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania planea agregar 430 millones de euros solidarios a la respuesta a la crisis alimentaria cada vez más agudizada en el hemisferio sur. Se espera que de este monto adicional, 238 millones se destinen al desarrollo de economías agrícolas sostenibles o la educación, 150 millones a una iniciativa especial denominada ‘Un mundo sin hambre’ y al menos 42 millones al PMA.
Los importadores de trigo en Asia trabajan duro en busca de nuevos vendedores después de que la India prohibiera exportar el grano para limitar la escalada de precios en el mercado doméstico, pues sus producciones se habían visto afectadas por una severa ola de calor. Según expertos, los comerciantes del rubro, particularmente en el citado continente, dependen de los suministros del país surasiático, el segundo mayor proveedor del mundo.
Una empresa de trigo con sede en Europa opinó que los colegas asiáticos podrían encontrar enormes dificultades porque la India es una alternativa de Ucrania y Rusia, sobre todo el tipo usado para producir pienso de ganado. Siguiendo una serie de reacciones de los mercados a la decisión de Nueva Delhi, el precio del cereal en cuestión estipulado en el contrato más cercano en el mercado de futuros de Chicago subió un seis por ciento. Comerciantes auguraron que el veto podría encarecer el trigo global hasta alcanzar un nuevo récord, dejando como resultado fuerte impacto sobre los consumidores pobres en Asia y África.
De acuerdo con las advertencias del PMA, más de 300 millones de personas enfrentan severa hambre y los pronósticos de riesgo se revisan constantemente al alza. Una mala predicción plantea que el planeta tal vez experimentará el hambre más grave desde la Segunda Guerra Mundial, con millones de víctimas. En un contexto en que las cadenas de suministro se ven interrumpidas y la producción de comida, estancada, numerosos países se apresuran a buscar y gestionar los suministros para resolver la cuestión de la seguridad alimentaria.