Según un reciente informe del WRI, aproximadamente la mitad de la población mundial está expuesta a “un alto estrés hídrico” durante al menos un mes al año. Esto significa que se ha consumido al mínimo el 60 por ciento de las reservas disponibles de agua, lo cual ha desatado la competencia entre los consumidores.
La misma situación padece más del 74 por ciento de los residentes en Asia del Sur y el 83 por ciento en Oriente Medio y África del Norte. En palabras del WRI, el planeta enfrenta una crisis hídrica sin precedentes y exacerbada por el cambio climático.
Mientras, la demanda está en constante alza –de acuerdo con el citado instituto se ha duplicado desde 1960– a causa del crecimiento demográficoby el boom de sectores como la agricultura de regadío, la industria y la prestación de servicios.
Investigadores atribuyen el desfase entre la oferta y la demanda a las alteraciones del clima, bajo cuyo impacto varía el ciclo hidrológico natural y se producen graves sequías. Según el Instituto Universitario de las Naciones Unidas para el Agua, el Medio Ambiente y la Salud, dos tercios de la población mundial correrán el riesgo de inseguridad hídrica después de 2030 si no se toman medidas urgentes.
El hecho de que tanto los países desarrollados como los subdesarrollados carezcan del vital líquido evidencia que ninguno, sea rico o pobre, está a salvo de los efectos del cambio climático. Potencias europeas como el Reino Unido, Francia e Italia igualmente han sucumbido a la sequía.
El Instituto Nacional de Estadística de Italia advirtió que en 2022 los recursos hídricos disponibles del país cayeron al nivel más bajo en la historia, mientras la quinta parte del territorio nacional está afectado por graves sequías que amenazan con agudizarse.
En el caso de España, las precipitaciones registradas en 2022 fueron significativamente bajas. Las prolongadas sequías han forzado al país a ordenar medidas de ahorro de agua en sus enclaves turísticos.
Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua es uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible fijados por las Naciones Unidas, junto con acabar con el hambre y la pobreza y lograr la igualdad de género. Sin embargo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, uno de cada tres niños escolarizados carece de agua potable, lo que afecta a su salud.
Al igual que ocurre con la crisis climática, la financiación es un tema espinoso a la hora de solucionar la escasez de este recurso. Según la organización no gubernamental WaterAid, con 200 mil millones de dólares adicionales al año invertidos en proyectos hídricos se podría suministrar agua potable a millones de personas vulnerables en todo el mundo.
En numerosas conferencias internacionales sobre agua, los países damnificados por el cambio climático también apuntaron daños a los sustentos de vida a raíz del aumento del nivel del mar, la salinización de las aguas subterráneas, la sequía y las precipitaciones anómalas, por lo que pidieron el apoyo de la comunidad internacional.
La sequía y los incendios forestales en Europa son pruebas aparentes del impacto de las variaciones climáticas sobre la accesibilidad al agua incluso en los países con clima templado.
En un contexto marcado por la actual crisis hídrica global, los países necesitan accionar con firmeza para garantizar la seguridad hídrica, o sea, invertir en infraestructura, optimizar el modelo de regadío, ahorrar agua limpia y, especialmente, tratar de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para eliminar de raíz el problema, el calentamiento global.