La cuestión de enfriar el precio del gas

Los países de la Unión Europea (UE) están ahora atrapados con la cuestión de enfriar el precio de gas, que ha dado un fuerte golpe a la economía regional. El cálculo de un precio máximo de este combustible ha divido al bloque.

La comisaria europea de Energía, Kadri Simson, informó que la UE plantea un tope de 275 euros por megavatio hora (MWh). Un mecanismo de corrección del mercado se activaría automáticamente si el valor excede el límite durante dos semanas y si la diferencia entre este precio en el mercado de referencia holandés TTF y el del gas natural licuado en el mercado internacional supera los 58 euros durante 10 días consecutivos de transacción.

“Es un mecanismo de último recurso para prevenir niveles de precios excesivos no alineados con los precios globales”, enfatizó la funcionaria. Acotó que aunque quizás la medida no ayude a reducir el costo, sí garantizará las provisiones a Europa a través de las compras conjuntas.

Francia, España y Polonia criticaron el plan de Bruselas. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico del país ibérico comentó que el tope sugerido solo conseguirá aumentar el precio hasta obstaculizar los esfuerzos por contener la inflación, propensa a llegar a su nivel récord en décadas.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, declaró que el límite es demasiado alto, mientras el Ministerio de Transición Energética de Francia lo tachó de insuficiente e incapaz de adaptarse a las condiciones del mercado.

Los Veintisiete tampoco llegó a un acuerdo sobre la propuesta del Grupo de los Siete (G7) de limitar el precio al barril de petróleo transportado por vía marítima desde Rusia en un rango de 65 a 70 dólares, en una reunión bilateral en Bruselas. Unos lo consideran excesivamente alto y otros, demasiado bajo.

El G7, junto con la UE y Australia, espera imponer a partir del 5 de diciembre un tope al petróleo importado desde Rusia. Pero la polémica es cuánto. Polonia, Lituania y Estonia opinan que la franja propuesta por el G7 beneficiará a Rusia, pues solo gasta unos 20 dólares en la fabricación por barril. Los tres exige un tope más bajo.

Por otro lado, Chipre, Grecia y Malta, cuya desarrollada industria naviera arriesga pérdidas si se estancan las exportaciones de petróleo ruso, consideran dicha franja lejos de ser satisfactoria y reclaman compensaciones por sus posibles daños comerciales.

Francia y Alemania, también integrantes del G7, están de acuerdo con la propuesta, aunque se preocupan por su aplicabilidad.

La imposición de un tope al precio del petróleo de origen ruso, transportado en buques en alrededor del 70 al 85 por ciento, tiene por objetivo impedir el transporte marítimo mundial de ese carburante por las compañías navieras, aseguradoras y reaseguradoras, a menos que el producto se venda a precios por debajo del límite fijado por el G7 y sus aliados.

Dado que las principales compañías navieras y de seguros están asentadas en países miembros del G7, la acción podría impedir a Rusia aumentar el precio de venta.

Propuestas sobre la adopción de un precio límite del gas fueron debatidas en la recién concluida Reunión de Ministros de Energía de la UE. De ser aprobadas, entrarían en vigor en enero de 2023.

Sin embargo, el desacuerdo intrabloque impedirá los esfuerzos por bajar el precio en cuestión y endurecer las medidas contra Rusia, en un contexto en que los países del bloque continental se ven gravemente afectados a causa de su dependencia de los suministros de gas del gigante euroasiático.