Por la seguridad hídrica global

La Reunión de Ministros del Sector de Agua, Saneamiento e Higiene (SMM) de 2022 está en curso en Yakarta, capital de Indonesia, con la participación de más de 70 países y enfocada en solventar la preocupación por la seguridad hídrica global, obviada durante más de dos años de lucha contra el Covid-19.

Foto tomada en los suburbios de Ciudad Juárez, México, el 22 de marzo de 2019. (Fuente: Reuters)
Foto tomada en los suburbios de Ciudad Juárez, México, el 22 de marzo de 2019. (Fuente: Reuters)

Según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas, casi el 90 por ciento de las catástrofes climáticas -inundaciones, sequías, contaminaciones hídricas- tienen que ver con el agua, mientras el 40 por ciento de la población mundial (unos tres mil 500 millones de personas) son vulnerables a esos fenómenos extremos.

La escasez de agua se exacerba a causa del cambio climático y según cálculos oficiales podría conllevar a la reducción de hasta un seis por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de los países afectados. Más de la mitad de la población mundial es incapaz de acceder a un entorno higiénico y seguro. En medio de la pandemia del nuevo coronavirus, tres de cada diez personas no disponen de instalaciones para lavarse las manos de la manera recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que hizo subir al 36 por ciento la posibilidad de contagiarse con enfermedades transmisibles.

Lo que distingue a la edición de 2022 de SMM es la ampliación de la lista de invitados al incluir el país anfitrión a expertos en los sectores de salud, medioambiente y economía con vistas a debatir más integralmente este espinoso problema global.

Ante una seguridad hídrica cada vez más en riesgo, Indonesia incorporó a la agenda del simposio el tema ‘Agua y saneamiento para todos, en cualquier momento y en cualquier lugar’, con los siguientes contenidos principales: el papel central de los dirigentes políticos a la hora de priorizar el agua limpia y un entorno higiénico y seguro como fuerza motriz para proteger la salud de la gente y elevar la capacidad de recuperación y crecimiento integral; las barreras en la mejora del ámbito hídrico y de saneamiento y en las inversiones en este sector, y medidas de recuperación sostenible mediante reformas y acciones colectivas; la recuperación y resiliencia financieras; la importancia de usar y compartir información para cumplir con las obligaciones y responsabilidades a favor de la transparencia y hacia un futuro mejor.

África es una de las regiones más asoladas por la escasez de agua limpia. La situación de las aguas residuales sin tratar y la carencia de agua potable empeora cada vez más y amenaza la vida de cientos de millones de personas, en un contexto de crecientes desastres naturales como inundaciones y sequías, especialmente en el Oeste.

El Instituto para el Agua, el Medio ambiente y la Salud de la Universidad de Naciones Unidas analizó dificultades y riesgos en la gestión de fuentes hídricas para saciar la “sed” de los africanos. La investigación muestra que Egipto, pese a ser principalmente desértico, es el país con mayor seguridad hídrica en el continente.

Según la OMS, casi el 99 por ciento de los egipcios tienen acceso a servicios básicos de agua, mientras en la República Centroafricana, localizada en la región con recursos hídricos per cápita más abundantes del continente, la cifra es solo del 37 por ciento.

Incluso Madagascar, el segundo país insular más grande del mundo, ocupa un buen lugar en la disponibilidad del líquido vital, pero también es uno de los diez con menor seguridad de agua en África debido a la pobreza generalizada y el rápido crecimiento de la población. Los estudios revelan que la tenencia de copiosos recursos hídricos no se traduce en un amplio acceso a los mismos.

Otro dolor de cabeza es el tratamiento de aguas residuales, pues ningún país procesa más del 75 por ciento de la cantidad de efluente que se vierte al medioambiente. Lo alarmante es que hasta dos tercios de los países reportan esa tasa por debajo del cinco por ciento. Se trata de un problema común en territorios pobres de África porque las tecnologías de tratamiento son muy costosas. También se ha convertido en un riesgo para la salud comunitaria en un contexto del vertiginoso crecimiento poblacional y los crecientes flujos migratorios a las grandes ciudades en busca de empleo.

Aunque el acceso al agua limpia es un derecho fundamental y legítimo del ser humano, no recibe una adecuada atención en algunas regiones. Naciones Unidas ha llamado varias veces a los países a centrarse en aumentar la seguridad al respecto para que todos dispongan de agua de calidad.