Acción oportuna del Fondo Monetario Internacional

El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, acogió con beneplácito la creación por el Fondo Monetario Internacional (FMI) del Fideicomiso de Resiliencia y Sostenibilidad (FRS), una nueva herramienta para ayudar a los países de bajos y medianos ingresos a enfrentar desafíos a largo plazo. En medio de las advertencias de las instituciones financieras sobre la "enorme deuda" que contraen los países, especialmente a los pobres, el establecimiento de fondos de emergencia se considera una acción necesaria para ayudarlos a enfrentar las crecientes dificultades.

Sede del Fondo Monetario Internacional en Washington, Estados Unidos. (Foto: Reuters)
Sede del Fondo Monetario Internacional en Washington, Estados Unidos. (Foto: Reuters)

El Directorio Ejecutivo del FMI aprobó la decisión de crear el FRS a partir del 1 de mayo con el objetivo de movilizar al menos 45 mil millones de dólares. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que el FRS complementará el impacto de 650 mil millones de dólares asignados por el FMI para derechos especiales de giro en 2021, lo que permitirá a los países más ricos mover fondos de reserva de emergencia para que los vulnerables aborden desafíos a largo plazo que amenazan desestabilizar sus economías.

Esta es una decisión histórica que encarna el espíritu del multilateralismo. Los países pueden trabajar juntos para beneficiar a todos. El portavoz del secretario general de la ONU, Stephane Dujarric, destacó que Guterres valoró altamente el establecimiento del FRS, una herramienta que ayuda a crear perspectivas a largo plazo y apoyar a los países en desarrollo y de bajos ingresos a responder a problemas como el cambio climático y la pandemia de Covid-19, así como fortalecer la resiliencia ante futuras crisis.

Reiteró que es necesaria una perspectiva a largo plazo, no solo para ayudar a resolver las crisis actuales, sino también mantener la esperanza de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Los impactos del conflicto entre Rusia y Ucrania y los complicados desarrollos de la pandemia de Covid-19 han llevado al Banco Mundial (BM) a reducir su pronóstico de crecimiento económico mundial este año del 4,1 por ciento al 3,2 por ciento. Antes de las Reuniones de Primavera del FMI y el BM, el presidente de la institución financiera, David Malpass, resaltó que las regiones con mayor desaceleración serán Europa y Asia Central.

Además, las previsiones de crecimiento en las economías desarrolladas y en desarrollo también se redujeron debido al aumento de los precios de los alimentos y la energía. La deuda masiva y la inflación son dos problemas importantes que enfrenta el crecimiento global.

En este sentido, el líder del BM está preocupado por el aumento repentino de los precios de la energía, los fertilizantes y los alimentos en los países en desarrollo. Las naciones pobres están cargadas de grandes deudas, con el 60 por ciento de los países de bajos ingresos endeudados o en alto riesgo.

En respuesta a las crecientes tensiones económicas, el BM reveló que propondrá crear un fondo de ayuda de emergencia por valor de 170 mil millones de dólares para apoyar a los países más pobres afectados por diversas crisis. El fondo tendrá una duración de 15 meses, hasta finales de junio de 2023, con alrededor de 50 mil millones de dólares que el BM pretende recaudar en los próximos tres meses.

El fondo de emergencia continuará la "misión" desplegada durante la pandemia de Covid-19 y ayudará a los países a hacer frente al aumento de la inflación y las graves tensiones financieras provocadas por el elevado endeudamiento.

La deuda acumulada por empresas y personas en todo el mundo podría dificultar la recuperación económica de los países. En su informe Perspectivas de la economía mundial, el FMI enfatizó que la carga de la deuda podría reducir el crecimiento en los países desarrollados en 0,9 por ciento y en los mercados emergentes en 1,3 por ciento durante los próximos tres años.

Los hogares con limitaciones financieras y las empresas vulnerables, que han crecido en número durante la pandemia, reducirán sus gastos. Para evitar agravar estos problemas, el FMI recomendó a los gobiernos prorrogar los programas de ayuda y gasto.

Los gobiernos pueden proporcionar ayuda a los sectores en apuros para evitar la quiebra o proporcionar incentivos para reestructurar, en lugar de disolver las compañías. Esta recomendación se produce cuando los gobiernos de muchos países han tomado medidas especiales de apoyo a la economía, incluida la facilitación del pago de la deuda y el otorgamiento de préstamos a gran escala. Sin embargo, estos programas han resultado en mayores niveles de deuda en algunas áreas.

La carga de la deuda exacerba la situación de muchos países que ya sufren dificultades a causa de la pandemia y el conflicto. Se espera que las herramienta de apoyo ofrecidas por las principales instituciones financieras sea un "analgésico" que ayude a reactivar las economías vulnerables.