“La gesta del triunfo vietnamita no fue sobre un imperio en declive como se manifiesta el vigente en pleno siglo XXI, sino todo lo contrario, ocurrió en el momento de mayor poderío y esplendor de EE. UU., lo cual agiganta el triunfo de 1975. Pero la esencia imperial sigue siendo la misma en cuanto a la crueldad ejercida contra los pueblos para sostener el privilegio de la clase dominante”, expresó.
La convicción del pueblo vietnamita en circunstancias absolutamente adversas nos debe hacer reflexionar en el sentido de que no hay relación de fuerzas que no se pueda modificar cuando hay un pueblo unido, liderado por una vanguardia marxista leninista empoderada del materialismo histórico, según el reportero.
Hoy enfrentamos al mismo enemigo que hace 50 años lo movía el ansia irrefrenable de expansión y dominación, hoy debilitado, en su etapa de crisis de reproducción financiera y ante un desafío existencial, pero con la misma inescrupulosidad y salvajismo de siempre, sigue apelando a todo tipo de artimaña destructiva en contra de los pueblos, consideró.
Fue el corolario de una larga lucha de 117 años de un pueblo contra el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, por la liberación y la independencia, valoró.
“Por primera vez en la historia un país colonial y semi colonial, derrotaba a tres poderosas fuerzas expoliadoras. El militarismo japonés, el colonialismo francés y el imperialismo estadounidense”, resaltó.
El pueblo de Vietnam conducido por el Partido Comunista, con la inestimable solidaridad del pueblo soviético, triunfaba en una de las guerras más desgarradoras que se conocieron dando paso a la unificación y liberación del país, así como a la construcción del socialismo en todo el territorio, opinó.
La solidaridad internacional de los pueblos y los trabajadores del mundo fue un aporte invaluable en la revolución vietnamita, lo cual debemos fortalecer para futuros conflictos, continuó.
“Mantener viva la memoria es una obligación de toda persona de bien, el ejemplo de ese pueblo, los tres millones de víctimas hicieron un aporte incalculable para alcanzar una convivencia en paz y derrotar a las fuerzas imperiales que son las mismas que hoy quieren imponer su dominio y control sobre la sociedad global”, de acuerdo con Guzzetti.
Mantener viva la gesta vietnamita también es por nosotros, luchamos contra el mismo enemigo, por lo cual debemos aprender y tener siempre presente el ejemplo de rebeldía y sabiduría de un partido comunista que supo organizar y dirigir al pueblo, aseguró.
Todos los movimientos revolucionarios de nuestra región surgidos en la década del 60 y 70 del siglo XX son hijos de la lucha del pueblo vietnamita, cientos de miles de revolucionarios se formaron en la solidaridad con ese pueblo, desplegada en las calles desde el río Grande hasta Tierra del Fuego, recordó.
Cuando decimos Vietnam inmediatamente lo asociamos a lucha, a perseverancia, a confianza, a unidad, a solidaridad, a dignidad, a hermandad, a amor al semejante, a revolución, a triunfo, a futuro, a socialismo y a Partido Comunista, dijo.
El 30 de abril será una fecha medular en el calendario político internacional y los pueblos del mundo conmemoraran ese día con fervor revolucionario, concluyó.