En una entrevista concedida al corresponsal de la Agencia Vietnamita de Noticias (VNA) en Praga (República Checa), el profesor asociado y doctor Takashi Hosoda, de la Universidad de Bohemia Occidental, señaló que tras el fin de la Guerra Fría, el concepto de seguridad se ha ampliado más allá del ámbito militar para incluir dimensiones como el cambio climático, la escasez de energía y alimentos, las pandemias, los desastres naturales y el crimen transnacional.
Según explicó, estas amenazas impactan directamente en las personas, por lo que la seguridad humana debe ser prioritaria, aunque el Estado sigue desempeñando un papel clave como "escudo protector" de la soberanía y la integridad territorial.
En el contexto de Europa Central y del Este, incluida la República Checa, los desafíos predominantes son los ciberataques, el terrorismo, la desinformación, el cambio climático, la seguridad energética y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA).
Hosoda destacó que actualmente las amenazas tradicionales y no tradicionales se entrelazan, formando lo que denominó como "amenazas híbridas". En el caso de Vietnam, además de los riesgos asociados al crimen organizado, la ciberseguridad o la seguridad energética, también preocupan las acciones unilaterales en el Mar del Este, que representan un desafío significativo para la estabilidad regional.
El experto valoró positivamente la “Estrategia nacional integral para la prevención y la respuesta ante amenazas de seguridad no tradicionales hasta 2030, con visión a 2045” del Gobierno vietnamita. Afirmó que el éxito de esta estrategia dependerá de una estructura de mando flexible, la detección temprana de anomalías y una cooperación sólida a nivel regional e internacional. En su opinión, se trata de un paso estratégico con gran potencial de impacto.
Respecto a la política de defensa de “cuatro No” de Vietnam, Hosoda subrayó que esta no limita la participación del país en iniciativas de cooperación internacional en materia de seguridad no tradicional.
También elogió los esfuerzos del Gobierno vietnamita por aplicar dicha estrategia, enfocándose en áreas clave como el cambio climático, la gestión de desastres, la ciberseguridad, la seguridad energética e hídrica, la prevención de pandemias y la lucha contra el crimen organizado. Estos pilares, dijo, serán fundamentales para garantizar un desarrollo socioeconómico sostenible.
El experto japonés manifestó su confianza en que Japón y Vietnam profundicen la cooperación en estas áreas, especialmente en energía, recursos naturales y seguridad marítima, dado que ambos países dependen en gran medida del transporte por mar.
Entre las recomendaciones, propuso un enfoque basado en tres fases: detección temprana de amenazas, respuesta de emergencia oportuna y recuperación eficiente. No obstante, advirtió que los modelos centralizados pueden ser lentos, por lo que consideró necesario establecer mecanismos más descentralizados en materia de liderazgo, movilización de recursos y logística.
Hosoda enfatizó que ningún país puede hacer frente por sí solo a los desafíos de seguridad no tradicionales. Por ello, alentó a Vietnam a reforzar su cooperación dentro de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y a ampliar su coordinación con socios como Estados Unidos, China, Japón y la Unión Europea. En este ámbito, incluso países con diferencias en materia de seguridad tradicional pueden colaborar, lo cual contribuiría a fortalecer la confianza mutua y promover el multilateralismo en un mundo cada vez más inestable.