La Fuerza de Seguridad Pública Popular de Vietnam nació en un momento histórico de efervescencia revolucionaria, bajo el liderazgo del Partido y con el respaldo de todo el pueblo, en la lucha contra el yugo colonial, imperialista y feudal, con el objetivo de establecer el primer Estado obrero-campesino del Sudeste Asiático. El temple de esta fuerza, forjado en el movimiento soviético de Nghe Tinh y en los días previos al levantamiento general para proteger al Partido, al líder, a las bases revolucionarias y a los logros de la revolución, ha sido cultivado, reforzado y confirmado como una fuerza armada absolutamente leal al Partido, a la Patria y al pueblo.
En cada momento difícil para la nación, el Partido ha mantenido una visión clara sobre la diplomacia, la economía, la sociedad y la construcción y fortalecimiento de un gobierno revolucionario de gran unidad nacional, sin divisiones por partidos, religiones o ideologías, para conducir la nave de la revolución a través de rápidos y tormentas. A ello se suma la aguda percepción del Partido y del Presidente Ho Chi Minh sobre la construcción de las fuerzas armadas revolucionarias, la dirección de las labores militares, de defensa, seguridad y orden social, y la firme determinación de reprimir los intentos contrarrevolucionarios opuestos a los intereses de la nación desde sus inicios, lo que ha contribuido a proteger firmemente el gobierno revolucionario, al pueblo, al Partido y al joven Estado republicano.
La lección histórica de hace 80 años reafirma un principio inmutable desde los primeros días de la fundación de la nación: conquistar el poder fue difícil, pero mantenerlo lo fue aún más.
En aquellos días críticos, entre la vida y la muerte, la pérdida y la supervivencia, el éxito y el fracaso, se estableció el principio rector de la Seguridad Pública Popular, en consonancia con el espíritu de las seis enseñanzas que el presidente Ho Chi Minh dio a esta fuerza en 1948 en una directiva (Carta al camarada Hoang Mai, director de la Policía de la Región XII). Este principio se basa en la lealtad absoluta al Partido y al Gobierno, el amor, la protección, el respeto y la cortesía con el pueblo, y la firmeza y sagacidad con los enemigos que buscan derrocar al Gobierno por cualquier medio, eliminar a los revolucionarios y aterrorizar al pueblo.
A lo largo de las largas guerras de resistencia contra el colonialismo y el imperialismo para liberar, unificar, construir y defender la Patria socialista, y en la causa de la innovación y la integración profunda, la Fuerza de Seguridad Pública Popular ha estado presente en la primera línea de combate contra las fuerzas reaccionarias, los servicios de inteligencia, los espías y todo tipo de criminales,enfrentándose a los desafíos de seguridad tradicionales y no tradicionales. Al mismo tiempo, asume la importante responsabilidad de construir y proteger una retaguardia sólida en un entorno seguro, salvaguardar la causa de la construcción del socialismo y de la innovación, garantizar la vida pacífica del pueblo y proteger los grandes logros de la integración del país.

En algunos momentos se ha intentado repetir los intentos de "despolitizar la policía y el ejército" mediante sofisticadas y variadas estrategias de "evolución pacífica" y trucos que van desde la "revolución de colores" hasta el "derrocamiento violento" de la época fundacional de la nación.
No han faltado momentos en que la Fuerza de Seguridad Pública Popular ha tenido que tomar decisiones difíciles para proteger y mantener firme el régimen, preservar la confianza del pueblo, cuando la economía nacional está en crisis e inestabilidad, la vida de la población enfrenta innumerables dificultades, el país está rodeado y sometido a embargos; la independencia, la soberanía, la integridad territorial y la soberanía marítima e insular de la Patria están amenazadas, al igual que los ideales y el camino de progreso de la nación.
Hay momentos en que, frente a las tentaciones, los ataques y los sobornos materiales e ideológicos, la lucha interna contra el individualismo egoísta es extremadamente feroz e intensa, y la pérdida y el precio a pagar no son menos dolorosos que los de la lucha cara a cara con las armas y las balas de los criminales y enemigos.
No han faltado momentos en que algunos cuadros y combatientes se han perdido y excluido de la gloriosa formación por olvidar el honor del “policía revolucionario”, olvidar las Seis enseñanzas del Presidente Ho Chi Minh, olvidar la gloriosa tradición, la sagrada misión y el ejemplo de las generaciones que sacrificaron su vida por el pueblo y la Patria.
Pero superándolas todas, hemos triunfado para obtener el bienestar y la posición nacional de la cual hoy nos sentimos orgullosos.
Una mirada a los 80 años transcurridos no solo nos hace sentir orgullosos de los logros, sino también nos permite ser conscientes del camino que tenemos por delante, con sus oportunidades y desafíos. No solo para reflexionar sobre las lecciones del pasado, sino también para prepararnos y pensar con atención en el futuro. En este orgulloso camino, la Fuerza de Seguridad Pública Popular atesora valiosas lecciones que le permiten llevar a cabo sus tareas principales.
Es la lección de la lealtad absoluta al Partido y a la Patria, el apego profundo al pueblo y la profunda conciencia del principio de que “El pueblo es la raíz”. Es la lección de renovar el pensamiento y elevarlo al nivel de la misión de proteger al Partido y de cumplir las directrices y políticas del Partido, creando así la base para el desarrollo. Es la lección de mantener el papel pionero y ejemplar en desplegar todas las directrices del Partido, en primer lugar, las cuatro resoluciones estratégicas del Buró Político. Es la lección de concentrarse en construir una fuerza verdaderamente limpia y sólida. Es la lección de fortalecer las medidas para mantener la seguridad y el orden con el lema de “seguridad proactiva”, tener previsiones estratégicas tempranas y a largo plazo y no ser pasivos ni dejarse sorprender por ninguna situación.
El país está experimentando transformaciones profundas con objetivos sin precedentes. La aspiración de alcanzar las dos metas del centenario (convertirse en un país industrializado de ingresos medianos altos para 2030, con motivo del centenario del Partido Comunista, y alcanzar el estatus de nación socialista desarrollada y de altos ingresos para 2045, coincidiendo con el centenario de la independencia) plantea al Partido, al pueblo, al ejército y a la Fuerza de Seguridad Pública Popular misiones de gran honor, pero también de gran responsabilidad.
Mantener la seguridad nacional y el orden social es una condición imprescindible para proteger la paz y salvaguardar un entorno pacífico y estable que permita el desarrollo. En este contexto, y ante el umbral de una nueva era de desarrollo, la Seguridad Pública Popular debe ser una fuerza verdaderamente revolucionaria, profesional, de élite y moderna.
Las cualidades de un policía revolucionario, a quien el pueblo admira y en quien confía, no sólo consisten en coraje, inteligencia, disciplina y respeto a la ley, sino también en un corazón compasivo, un enfoque humano hacia la vida y hacia el destino de cada individuo y un firme compromiso con el juramento de “olvidarse de sí mismo por la nación, servir al pueblo”.
Solo cuando haya “un nuevo pensamiento, una nueva visión en el nuevo espacio para el desarrollo del país” y “no solo un nuevo pensamiento sobre la seguridad y el orden, sino también sobre la aspiración al avance nacional”, como ha señalado el secretario general del Partido, To Lam, la fuerza policial puede verdaderamente “contribuir a construir y mantener un entorno pacífico, estable y seguro” y ser una fuerza que contribuya a “forjar el desarrollo del país” de una manera valiente, científica e históricamente significativa.
La oportunidad de llevar al país a un nuevo nivel de desarrollo es indudable, pero no es ilimitada, por lo que no podemos dudar ni desaprovecharla.
La quinta Orden de la Estrella Dorada, otorgada por el Partido y el Estado a la Fuerza de Seguridad Pública Popular, es un reconocimiento a los logros de las distintas generaciones de esta fuerza, que nos invita a echar la vista atrás y sentirnos orgullosos del recorrido.
Sin embargo, esta noble condecoración también es un recordatorio, una luz que ilumina el camino y una brújula que guía en el cumplimiento de las responsabilidades, deberes y gloriosas obligaciones de toda la fuerza. Es un valioso legado que acompaña a cada oficial y policía en su trabajo diario, en una etapa de transformación marcada por muchas inquietudes, pero también por grandes aspiraciones, riqueza, prosperidad y civilización para la nación, aunque llena de desafíos en el proceso de integración profunda y desarrollo sostenible.
Bajo la gloriosa bandera del Partido y ante la confianza y las expectativas del pueblo, el valor, la inteligencia y el carácter del policía revolucionario serán un sólido apoyo para que la Fuerza de Seguridad Pública Popular cumpla con excelencia su importante responsabilidad.