Según los informes publicados a finales de octubre de 2025, los bancos HSBC y Standard Chartered elevaron sus previsiones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Vietnam a 7,9 por ciento y 7,5 por ciento, respectivamente, casi dos puntos porcentuales por encima de sus estimaciones previas.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) también revisaron al alza sus proyecciones, calificando a Vietnam como “una de las pocas economías que mantienen un ritmo de recuperación estable” en medio de la incertidumbre global.
El crecimiento del 8,23% del PIB en el tercer trimestre de 2025, el más alto desde 2011, confirma el impulso de la economía vietnamita pese a las interrupciones en las cadenas de suministro y al avance del proteccionismo comercial.
De acuerdo con Standard Chartered, el dinamismo económico de Vietnam se apoya en tres factores principales: un comercio exterior resiliente, un flujo sostenido de inversión extranjera directa (IED) y una demanda interna en rápida recuperación.
El comercio exterior alcanzó más de 680 mil millones de dólares en los primeros nueve meses de 2025, un incremento cercano al 20 por ciento interanual. Solo en septiembre, las exportaciones crecieron 24,7 por ciento, y las ventas a Estados Unidos aumentaron 38 por ciento, a pesar del arancel del 20 por ciento impuesto a los productos vietnamitas. Esto refleja la creciente competitividad y diversificación de las empresas nacionales.
La IED también mantiene su fortaleza: el capital desembolsado hasta septiembre alcanzó 18,8 mil millones de dólares, el nivel más alto de los últimos cinco años, mientras que la inversión registrada ascendió a 28,5 mil millones, un 15,2 por ciento más que el año anterior. Además de los tradicionales inversores de Corea del Sur, Singapur y Japón, destacan Estados Unidos y China continental, con proyectos centrados en tecnología avanzada, energía renovable e infraestructura industrial.
En el ámbito interno, la economía muestra signos claros de recuperación. Las ventas minoristas crecieron 12 por ciento en el tercer trimestre y la inflación se mantuvo en 3,38 por ciento, por debajo del objetivo gubernamental del 4,5 por ciento. El turismo también se recupera con fuerza, con 15 millones de visitantes internacionales en nueve meses, superando los niveles previos a la pandemia.
 
 La política monetaria estable sigue respaldando a las empresas. Standard Chartered prevé que la tasa de refinanciación se mantenga en 4,5 por ciento durante 2025-2026, garantizando liquidez y equilibrio entre crecimiento e inflación.
No obstante, el FMI advierte que las tarifas estadounidenses podrían reducir entre 0,5 y 0,7 puntos porcentuales el crecimiento del PIB en el último trimestre del año si no se compensa con inversión pública y consumo interno. A corto plazo, el endeudamiento de los hogares y la lenta recuperación del sector inmobiliario también representan desafíos.
El BM señala que Vietnam conserva un margen fiscal saludable gracias a su baja deuda pública, lo que permite impulsar la inversión pública a gran escala y generar un efecto multiplicador sobre la inversión privada. Por su parte, el BAD recomienda mantener tres pilares estratégicos: inversión extranjera sostenible, consumo interno vigoroso e inversión pública eficiente, además de acelerar la transición digital y energética verde.
Desde la perspectiva internacional, Vietnam entra en una nueva etapa de desarrollo donde el crecimiento no solo se mide en velocidad, sino también en capacidad de adaptación y calidad de gestión económica. Con un PIB en alza del 8,23 por ciento y previsiones optimistas de los principales bancos internacionales, la meta de crecimiento del 8,5 por ciento anual en 2025 -antes considerada ambiciosa- se perfila hoy como plenamente alcanzable.
 
  
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
  