Al anochecer, soldados vietnamitas interceptaron el cargamento y lo llevaron al cuartel general de la 57 División. El envío en un baúl contenía tabaco empaquetado, vino, salchichas, jamón, camisas, hojas de afeitar y una carta perfumada de color rosa de la esposa del comandante francés en Dien Bien Phu, De Castries, a su marido con motivo de su ascenso a general.
Tras consultar al Mando del Frente, cuyo jefe político, Le Liem, pidió que se devolviera la carta a su destinatario, la unidad comunicó por radio la decisión al bando contrario. Una hora más tarde, según lo acordado, un soldado francés llegó al lugar concertado con una bandera blanca, recibió la carta y regresó a Muong Thanh.
Alrededor de las fortificaciones de Hong Cum, las tropas vietnamitas esperaban al enemigo con fusiles, ametralladoras, cañones de montaña y morteros de todos los calibres. Luego de ser engañados muchas veces, los efectivos enemigos no se atrevían a desplazarse ni asomarse de las trincheras en pleno día. Cada vez que iban a recoger suministros lanzados en paracaídas, tenían que movilizar la coordinación de tanques y cañonazos como si fueran a entrar en combate.
En la noche del mismo día, tanto las trincheras de la 88a División en el oeste como las de la 141a en el este habían atravesado cinco capas de alambradas y se extendían hasta el aeródromo de Muong Thanh . Al percatarse de que el control del aeródromo corría el riesgo de ser partido en dos y la Base 105 (apodada Huguette 6 por los franceses) en su extremo septentrional estaba a punto de ser aniquilada, De Castries ordenó a Langlais que acudiera de inmediato al rescate de Muong Thanh, reforzando primero la Base 105.
Langlais envió al 1º, 2º y 6º Batallones de Paracaidistas a rescatar y reforzar el mencionado enclave, cuyos legionarios carecían no sólo de municiones, sino también de agua para beber.
De madrugada, el destacamento alcanzó las trincheras de la 141a División en el aeropuerto. Tras cuatro horas seguidas de combate, consiguió abrirse paso para transportar suministros a la Base 105.
Sin embargo, sólo siete de los 35 aguadores consiguieron llegar con cinco cubos. Los receptores no tenían más opción que apretarse el cinturón y distribuir solo un vaso por persona cada día en medio de un calor abrasador.