Las tropas francesas pusieron todo su empeño en recuperar el control de la colina C1 y tomar gradualmente las alturas nororientales para restablecer la línea defensiva.
Los soldados vietnamitas persistieron en su misión de defender resueltamente las alturas bajo su control, rechazando los contraataques franceses para retomarlas, con el objetivo de mantener una posición de asedio y al mismo tiempo utilizarlas como trampolín para atacar al enemigo. Con este fin, el Estado Mayor publicó el 13 de abril de 1954 una directiva sobre ciertas cuestiones relativas a la construcción de posiciones defensivas en los puntos recién ocupados.
La base enemiga estaba fuertemente fortificada, y el interior estaba dividido en diferentes zonas, cada una capaz de luchar de forma independiente. En las profundidades, los emplazamientos estaban agrupados en capas horizontales y verticales. Por esta razón, el Estado Mayor emitió la directiva de utilizar pequeños grupos de tropas para infiltrarse en el territorio enemigo mientras se mantenía una fuerte defensa en nuestras estructuras defensivas. Esta táctica se utilizaba generalmente para infligir el mayor número posible de bajas al enemigo, destruyendo gradualmente sus fortificaciones en previsión de oportunidades para asestar un golpe definitivo.
El mismo día, el Estado Mayor General publicó la Directiva nº 98-CT/B1 sobre el entrenamiento intensivo de los nuevos reclutas. De acuerdo con la política de la Comisión Militar Central, todas las unidades fueron reforzadas con nuevos soldados. Para lograr el éxito en la campaña, aprovecharon al máximo cada hora y minuto para cumplir la misión. El entrenamiento incluía cuatro técnicas: tiro, lanzamiento de granadas, construcción de estructuras defensivas y ataque con explosivos.
En concreto, cada veterano entrenaba a un recluta, mientras que los jefes de pelotón y los oficiales subalternos entrenaban a uno o dos. Esta labor garantizaba que los nuevos reclutas no sufrieran bajas innecesarias en combate por falta de experiencia o mala técnica.