La transición de la producción tradicional hacia una producción certificada con bajas emisiones no solo es una tendencia inevitable, sino también una oportunidad para aumentar el valor y la competitividad de los productos agrícolas de Vietnam, agregaron.
Actualmente, la agricultura representa alrededor del 80 por ciento de las emisiones del sector agropecuario, principalmente por el metano generado en el cultivo de arroz debido a la práctica de riego continuo, el uso ineficiente de fertilizantes y el manejo inadecuado de la paja.
De no cambiar, los productos agrícolas vietnamitas enfrentarán crecientes barreras en los mercados internacionales, que exigen reducción de emisiones, certificaciones de sostenibilidad y trazabilidad de carbono.
Le Quoc Doanh, ex viceministro de Agricultura y Desarrollo Rural (ahora Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente), afirmó que Vietnam dispone de bases sólidas para aplicar modelos de cultivo de bajas emisiones gracias a su acumulación técnica y a la amplia red de apoyo especializado.

Según su experiencia con el Proyecto de Transformación Agrícola Sostenible en Vietnam (VnSAT) financiado por el Banco Mundial, la comunicación resulta clave para cambiar los hábitos de producción: cuando los agricultores confían en la eficacia de los modelos sostenibles, la adopción de nuevas prácticas se facilita notablemente.
Por su parte, el exministro Cao Duc Phat destacó que las políticas de reducción de emisiones solo tendrán éxito si ofrecen incentivos económicos suficientes, pues la presión del cambio climático y las exigencias de mercados avanzados como la Unión Europea o Japón hacen que dicha reducción sea una tendencia inevitable.
Además, señaló que estas políticas deben ajustarse a las necesidades reales de los agricultores y propuso mecanismos de apoyo financiero, como créditos preferenciales o subsidios a insumos, debido a que la producción de bajas emisiones requiere inversiones iniciales más elevadas.
Actualmente, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente está elaborando un plan para desarrollar zonas de cultivo de bajas emisiones en el período 2025–2035, con el objetivo de reducir al menos un 10 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero y un 30 por ciento de metano en comparación con 2020.
El plan prevé al menos 15 modelos regionales replicables, integrados con créditos de carbono bajo estándares internacionales, y cinco paquetes técnicos para arroz, caña de azúcar, café, yuca y plátano.
El Ministerio espera que este plan se convierta en la base para formar un ecosistema agrícola de bajas emisiones, en el que el Estado establezca las políticas, las empresas inviertan en tecnología, los agricultores sean los protagonistas de la transformación y los socios internacionales actúen como impulsores del proceso.