La creación de filiales bancarias en el Centro Financiero Internacional en Vietnam presenta numerosos retos para los bancos nacionales. En caso de que las operaciones sean deficientes, estos bancos podrían enfrentar el riesgo de quiebra, dado que el Banco Estatal de Vietnam (BEV) no podrá intervenir de manera temprana ni aplicar reestructuraciones, opinaron economistas.
El proyecto de decreto que regula la concesión de licencias para la creación y operación bancaria en el Centro establece que los bancos comerciales de capital 100% nacional deben contar con un activo total mínimo de 100.000 mil millones de VND (cerca de cuatro mil millones de dólares); los bancos de capital extranjero completo deben tener al menos 10 mil millones de dólares; mientras que las sucursales de bancos extranjeros deben poseer activos totales mínimos de 20 mil millones de dólares.
Además, para establecer filiales en el Centro, los bancos deben haber operado con ganancias durante tres años consecutivos previos a la solicitud, con una tasa de préstamos incobrables no superior al tres por ciento, cumplir con ratios de seguridad, y contar con un sistema eficaz de control interno.
Los propietarios deben comprometerse por escrito con el plan de establecimiento y un modelo de negocio viable que no afecte la seguridad ni la estabilidad del sistema crediticio.
Según el secretario general de la Asociación Bancaria, Nguyen Quoc Hung, el Centro representa un mercado libre que abre múltiples oportunidades, pero bajo supervisión estricta. Por ejemplo, las transferencias al extranjero superiores a 1.000 dólares deben ser reportadas. El proyecto también prohíbe que los miembros del Centro capten fondos de organizaciones o individuos no miembros dentro del territorio vietnamita para prevenir la fuga de capitales.
El profesor asociado Nguyen Huu Huan de la Universidad de Economía de Ciudad Ho Chi Minh, consideró esta regulación esencial para la seguridad monetaria.
Aunque las condiciones para participar en el Centro no son muy difíciles para los grandes bancos nacionales, competir eficazmente con los grandes actores internacionales es un desafío.
Actualmente, los bancos vietnamitas ofrecen principalmente servicios financieros tradicionales, mientras que en el Centro aparecerán modelos nuevos como mercados de oro, activos digitales y obras de arte, exigiendo el desarrollo de productos financieros innovadores, derivados y mecanismos para mitigar riesgos.
Un punto clave del proyecto es que los bancos miembros del Centro no estarán sujetos a intervenciones tempranas, controles especiales o préstamos preferenciales por parte del BEV en caso de dificultades, sino que se procederá a la revocación de licencias, disolución o quiebra.
Quoc Hung enfatizó que los bancos matrices deben calcular cuidadosamente el capital destinado al Centro para evitar impactos adversos.
El decreto establece cuatro situaciones que se consideran incidentes graves: pérdidas acumuladas superiores al 15 por ciento del capital social y reservas; incumplimiento continuo por seis meses de los ratios mínimos de capital; desobediencia continua por 30 días del ratio de liquidez; o retiros masivos que pongan en riesgo la capacidad de pago. Los procesos de quiebra se gestionarán en un tribunal especializado del Centro.
El profesor Nguyen Huu Huan subrayó que estas regulaciones previenen la transmisión de riesgos del Centro a los bancos matrices y que la autorización para la quiebra representa una “prueba de política” del BEV, sentando las bases para un sistema bancario sostenible en el contexto de una integración internacional profunda.