De la lucha contra el analfabetismo a las reformas estructurales
Al nacer el joven Estado, Vietnam se enfrentaba a enormes desafíos: una economía en ruinas y más del 90 por ciento de la población analfabeta. Una de las primeras medidas urgentes fue lanzar una amplia campaña de alfabetización. El movimiento hizo obligatorio y gratuito el aprendizaje de la escritura vietnamita romanizada (chu quoc ngu), con el objetivo de devolver al pueblo el acceso al conocimiento.

Simultáneamente, se instauró un sistema educativo completamente nuevo, basado en tres pilares fundamentales: Nacionalización (el vietnamita como lengua de enseñanza), cientifización (en oposición al aprendizaje dogmático), y popularización (una educación al servicio de la población).
Durante la guerra de resistencia (1945–1954), la educación se convirtió en un verdadero frente ideológico, bajo el lema: “Aprender para la resistencia”. En 1950, una primera gran reforma educativa permitió unificar el sistema y adaptarlo a las necesidades de un país en guerra, sustituyendo el ciclo general de 12 años por un recorrido más conciso de 9 años.
De 1954 a 1975, la educación continuó siendo el eje de las políticas públicas. La reforma de 1956 instauró un sistema escolar de 10 años, promoviendo una educación vinculada a la producción y la práctica. La red escolar se expandió rápidamente, pasando de 5 a 17 universidades en pocos años.
Tras la reunificación del país, en 1979 se lanzó la tercera reforma educativa. Esta reforma buscaba unificar el sistema escolar en todo el territorio, armonizando los programas y manuales. Ponía énfasis en el desarrollo de un “nuevo hombre socialista”, dotado de cualidades intelectuales, morales, físicas y estéticas.
Hacia una educación integral, innovadora y adaptativa
En el siglo XXI, la educación vietnamita dio un nuevo paso con la Resolución n.º 29-NQ/TW, marcando un cambio de paradigma: la enseñanza ya no se limita a la transmisión de conocimientos, sino que busca desarrollar las competencias, la autonomía y la creatividad de los estudiantes.
El objetivo es claro: formar generaciones capaces de adaptarse a un mundo en rápida transformación, en una economía digital donde el inglés y las tecnologías de la información se vuelven imprescindibles.

Entre los hitos se incluyen la universalización de la educación preescolar para niños de 5 años en 2017 (con casi el 99 por ciento de matrícula), la generalización de la educación primaria y secundaria básica en todo el país, y progresos notables hacia la universalización de la educación secundaria superior. En la educación universitaria, el número de estudiantes por cada 10 mil habitantes pasó de 117 en 2000 a más de 200 en 2010, y ha seguido aumentando en el período 2020–2025. Las universidades avanzaron hacia la autonomía y la acreditación de calidad, con varios programas que alcanzaron estándares regionales e internacionales.
El 22 de agosto de 2025, el secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, firmó la Resolución 71-NQ/TW, que traza la hoja de ruta para las próximas décadas: lograr que el 80 por ciento de las escuelas secundarias cumplan con los estándares nacionales, completar la universalización de la educación preescolar para niños de 3 a 5 años y de la educación obligatoria hasta el nivel de secundaria básica, alcanzar al menos un 24 por ciento de la población activa con título universitario o superior y contar con al menos ocho universidades entre las 200 mejores de Asia.
Las metas para 2035 incluyen completar la universalización de la educación secundaria superior.
La visión hacia 2045 es convertir a Vietnam en un país con un sistema educativo nacional moderno, equitativo y de calidad, con al menos 5 universidades ubicadas entre las 100 mejores en determinadas áreas, según prestigiosos rankings internacionales.